ISBN 0124-0854
N º 86 Abril 2003 de obras de Luis XIV , tuvo la ocurrencia de adaptar Literariamente algunos cuentos de tradición oral , para divertimento de los cortesanos en 1697 . Pero , entre los verdaderos cuentos ( Cenicienta , Barbazul , Piel de asno , La bella durmiente , etc .), se coló Caperucita , Sólo los adultos , que están que convencidos de que los cuentos era son absurdos , pueden dejar de ver que el inconsciente de Caperucita está haciendo hora extras para librarse de la abuela .
más bien una leyenda de miedo ( lo que los alemanes llaman Schreckmarchen ), destinada a prevenir a las niñas de encuentros con desconocidos , y cuyo ámbito territorial no iba más allá de la región del Loira , la mitad norte de los Alpes y el Tirol ; nada , en comparación con los auténticos cuentos folclóricos que cubren todo el ámbito indoeuropeo y sus zonas de influencia , incluida la América poscolombina .
Caperucita Roja según Tomi Ungerer
Sobre la marcha , al travieso racionalista se le ocurrieron algunos " arreglos ". De la auténtica leyenda popular ( muy bien estudiada por Paul Delarue en 1951 ) suprimió el lance en que el lobo , ya travestido de abuelita , invita a la niña a consumir carne y sangre , ésta a guisa de vino , pertenecientes a la pobre anciana , a la que acaba de descuartizar . No hay que asustarse .
Los restos de canibalismo ritual flotan a la deriva en numerosos cuentos populares , como en el muy hispánico " Mariquilla , jura , jura ", aquél en que un difunto regresa por el trozo de hígado que una familia acaba de cenar , precisamente por la desobediencia de otra niña . Igualmente eliminó Perrault el desenlace en que nuestra heroína , al sospechar lo peor , engaña al lobo fingiendo una repentina necesidad de exonerar el vientre y escapa por la puerta . En su lugar prefirió el académico otra versión , también popular , en que simplemente el lobo devora a las dos mujeres . ( Lo cruel era de mejor gusto que lo escatológico en los libertinos salones del Rey Sol ). Por último , pero no lo último , se sacó no se sabe de dónde la