ISBN 0124-0854
N º 83 Octubre de 2002 manos en las palabras viajeras de papel, en los olores que éstas traían haciéndole añorar vivencias y lugares desconocidos. Él respiraba la vida de las cartas, en las cuales imaginó todo lo que podía haber sido la suya. Podía percibir en ellas la fragancia de una mujer enamorada, el afán de una madre que espera por su hijo, y también la tristeza que produce el abandono, la soledad y todo aquello que oprime el corazón de los hombres, así como el mensaje de la muerte.
Heliantemo nunca ha abandonado su oficio y de ello se encargó el padre Raviolo que desde el otro lado de la vida mandó llamar al inmemorial jefe de la Oficina del Correo, para que continuara manejando su misteriosa correspondencia rumbo a Italia y la de todos los muertos antiguos del pueblo, que sólo han confiado en él para entregarle los mensajes íntimos de sus almas, con destino a personas y lugares desconocidos.
El amor de Heliantemo Dosquebradas por las cartas viajó con él a un mundo sin regreso y por eso su fantasma sigue como emisario de las palabras que, perdidas en el tiempo, perpetúan la comunicación entre los vivos y los muertos.
* Abogada e integrante del Taller de Escritores de la Universidad de Antioquia