ISBN 0124-0854
N º 84 Noviembre de 2002
Es vivir bajo condiciones que la mayoría de quienes estamos en este salón consideraríamos inhumanas.
He hablado de una niña en Afganistán, pero podría haber mencionado igualmente a un bebé o a una muchacha en Sierra Leona. Hoy nadie desconoce la división del mundo entre ricos y pobres. Hoy nadie puede escudarse en la ignorancia del costo que esta división impone sobre los pobres y desposeídos, quienes no son menos merecedores de dignidad humana, libertades fundamentales, seguridad, comida y educación, que cualquiera de nosotros. El costo, sin embargo, no recae únicamente sobre ellos. En última instancia, el precio es pagado por todos nosotros: Norte y Sur, ricos y pobres, hombres y mujeres de todas las razas y religiones.
Hoy, las fronteras reales no están entre las naciones, sino entre poderosos e impotentes, libres y encadenados, privilegiados y humillados. Hoy, ninguna pared puede separar las crisis humanitarias o humanas en una parte del mundo, de las crisis de seguridad nacionales en otra parte.
Los científicos nos dicen que el mundo de la naturaleza es tan pequeño e interdependiente que una mariposa que bate sus alas en la selva húmeda del Amazonas puede generar una violenta tormenta en el otro extremo de la Tierra. Este principio es conocido como el Efecto Mariposa. Hoy,
nosotros comprendemos, quizás más que nunca, que el mundo de la actividad humana también tiene su propio Efecto Mariposa, para mejor o para peor.
Fotografía tomada de: La Segunda Guerra Mundial. España: Librería Argos, 1964
Señoras y Señores,
Hemos entrado en el tercer milenio a través de una puerta de fuego. Si hoy, después del horror del 11 septiembre, nosotros somos capaces de ver mejor y más allá, comprenderemos que la humanidad es indivisible. Las nuevas amenazas no hacen ninguna distinción entre las razas, naciones o regiones. Una nueva inseguridad ha crecido en cada mente, sin importar su riqueza o estado. Una conciencia más profunda de las ataduras que nos ligan a todos – tanto en el dolor como en la prosperidad- nos ha unido a jóvenes y viejos.