ISBN 0124-0854
N º 78 Mayo de 2002 genético es una persona diferente que tendrá un ambiente, oportunidades, suerte, elecciones, espíritu o alma distintos. Por ejemplo, un clon de Einstein podría utilizar su inteligencia superior para crear una mafia de drogas a nivel mundial. El libre albedrío no es algo clonable. El ambiente, en especial el familiar, aún sigue teniendo una gran influencia en quienes nos transformamos. Un niño clonado puede ser muy diferente del pariente de quien fue clonado, debido únicamente al lugar que ocupará en la familia. Los clones se verán parecidos, pero no tendrán la misma experiencia y, por consiguiente, serán distintos. Sabemos que esto es cierto por lo que conocemos acerca de los gemelos monocigóticos que constituyen clones naturales. Por otra parte, cualquier consideración ética seria de la clonación debe tomar en consideración el hecho de que los seres humanos tienen la capacidad de hacer tanto el bien como el mal. Ninguna posibilidad puede ser descartada. A medida que la ciencia genética avance, podemos quizá encontrar muchos beneficios de la clonación. Sin embargo, incluso los beneficios objetivos pueden ser socavados por actitudes y planes humanos de naturaleza maligna. Las personalidades narcisistas pueden hacer uso de la clonación para satisfacer sus almas enfermas de egocentrismo, o para construir sus propias versiones de la inmoralidad. La gente envidiosa y ambiciosa puede usar la clonación para obtener dinero. Los individuos
enfermos de poder pueden usar la clonación para aumentar su dominio sobre los otros. El potencial humano para la maldad es un hecho real y no se puede dejar de lado al considerar la ética de la clonación. ¿ sería demasiado ingenuo sugerir que los científicos, los teólogos y bioeticistas comiencen a trabajar en conjunto para desarrollar pautas éticas para la clonación en vez de sólo dedicarse a prohibir la totalidad de la idea? Después de todo, el fundador de la gen ética fue un sacerdote católico. El padre Gregor Mendel descubrió los genes y su investigación en el campo de la genética continúa siendo válida después de 150 años. En ese entonces no hubo ningún conflicto entre la ética, la religión y la ciencia genética. La lección de Gregor Mendel consiste en que la religión y la genética no son incompatibles. En lugar de reacciones sospechosas, prejuiciosas o instintivas, ¿ no podrían los científicos genéticos y los bioeticistas comenzar a desarrollar estándares éticos con los que la gente común se sintiera cómoda?(...) Se han cometido errores en el pasado. Han ocurrido hechos de terrible maldad. Millones de inocentes perdieron sus vidas debido a teorías superficiales y miopes sobre cómo se debería mejorar genéticamente la especie humana. Somos demasiado ignorantes acerca de cómo operan los elementos estrechamente relacionados en el ecosistema para encaramarnos en propuestas de tipo eugenésico. Sería un insulto para los millones de víctimas inocentes de los programas