Agenda Cultural UdeA - Año 2002 MAYO | Page 11

ISBN 0124-0854

N º 78 Mayo de 2002 editorial

Para los socialistas utópicos del

siglo XIX, la gran ventaja de la industrialización que se adelantaba en su época era que traería la igualdad social y el bienestar físico de toda la humanidad. Imaginaban que la pobreza era, ante todo, resultado de la carestía, por lo que un mundo industrial izado, con mayor producción, significaría que todos tendrían alimento, casa y comida.
Hoy sabemos que no es así, que la carestía es solo una de las causas de la pobreza, pero no la principal.. Que el egoísmo humano no conoce límites y que no hay forma de crear fábricas de generosidad.
Los físicos teóricos que imaginaron primero la posibilidad de la fisión nuclear, creyeron que con ella se abriría la posibilidad de energía ilimitada y barata para toda la humanidad. La fuerza del átomo daría paso a un mundo próspero y equitativo, donde el trabajo se reduciría y los niveles de bienestar aumentarían.
Lejos estaban de imaginar que el evento que marcaría el paso a la era nuclear sería la explosión de las bombas de Hiroshima y Nagasaki, y que el descubrimiento del poder atómico colocaría a toda la humanidad en peligro de extinción.
La Guerra Fría ha terminado. Hoy, los misiles de las potencias atómicas no apuntan ya a sus antiguos objetivos... Es un logro simbólico, pues esos misiles pueden volver a estar listos en cuestión de minutos, pero aun así es un triunfo y nos da seguridad. Creemos haber superado el peligro y no consideramos que nuestra próspera especie esté amenazada de extinción.
Sin embargo, actualmente se encuentran en proceso de desarrollo varias tecnologías que cuestionan esta cómoda creencia. Las más importantes son quizá la ingeniería genética, la robótica y la nanotecnología.
Todas prometen grandes cosechas: la ingeniería genética, un mundo donde muchas de las enfermedades sean cosa del pasado; la robótica, un universo libre de la carga laboral; la nanotecnología, quizás la