ISBN 0124-0854
N º 80 Julio de 2002 negociada en los despachos de la ONU situados en el Eastside neoyorquino, pero realiza el anuncio durante un ostentoso desfile militar conmemorando el 50 aniversario de su revolución. India y Pakistán poseen el poder nuclear, esa piedra filosofal de la política fría, y la Intifada continúa expandiéndose a costa de la anti-globalidad. Si casi cuatro mil millones de personas viven sin televisor, prensa, radio e internet, su impermeabilidad ante otros idearios es tan absoluta y sus reglamentos de conducta están tan blindados, que hablar de globalidad puede ser hasta blasfemo. Y si no que se lo pregunten al simpático Rushdie.
La única globalidad posible será la de pequeñas comunidades aisladas, miles de ellas, que SE COMUNICARÁN para satisfacer necesidades básicas de lasupervivencia. El comercio electrónico hará el resto. Estas comunidades serán físicamente remotas, aunque contiguas en el ciberespacio. Para que exista globalidad debería desaparecer primero el hambre, y eso es algo muy poco interesante para el Primer Mundo, que no podría mantener los niveles de deuda con esos países en las cotas actuales. Podríamos hablar de darwinismo geopolítico, y aplicar la selección natural al
desarrollo de las naciones, así como a los acuerdos simbióticos que pueden establecerse frente a enemigos o contingencias comunes. Sin embargo, los estados tienden a perder su poder a favor de las corporaciones( zaibatsu, en japonés). Los flujos de capital son los que marcan el devenir de las banderas, y estos flujos se diseñan en lugares políticamente indefinidos. Por tanto, los estados quedarán reducidos a comunidades culturales de orígenes comunes, pero sin poder real, léase económico, en el devenir del mundo globalizado, léase el mundo.
El deseo de ser global El bioquímico defenestrado Rupert Sheldrake sólo puede publicar sus opúsculos en editoriales esotéricas o en revistas del más allá, pero es seguido por millares de adeptos. Su teoría afirma que existe una conciencia o inteligencia colectiva que permite que nos beneficiemos del aprendizaje de otros miembros de la especie. Trata de demostrar esta poética hipótesis con experimentos pintorescos, en los que ratas enfrentadas a idénticos laberintos en puntos distantes del planeta, resuelven su desafío cuando una de ellas encuentra la solución en otro lugar. Recoge todo este tratado en un libro sobre lo que él llama " Resonancia Mórfica ". El problema es que
los experimentos no respetan los principios básicos del método científico enunciado por Bacon, cuya vigencia y peso lógico siguen siendo indiscutibles. Podemos resumir esta idea haciendo notar que existe un gran deseo de globalidad, como lo existe de Dios o de Elvis Presley, pero ni Santo Tomás logró convencernos con sus cuatro vías, ni los gurús de la Nueva Era lograrán lo propio. De Platón procede la intencionalidad de dotar de un contenido global a determinados recipientes, como las ideas, en lo que parece ser una necesidad del ser humano: establecer referencias válidas a lo largo y ancho del mundo, con independencia de otros factores. Bertrand Russell revisó este concepto y a las ideas las llamó universales, en contraposición a los particulares. La globalidad será parcial y limitada, aunque eso no debe preocuparnos, de igual modo que no nos preocupa lo que pueda suceder en el planeta Mercurio.
Totalitarismo, globalidad y otros males políticos
La globalidad es una forma de colonialismo moderno. Felipe II sentía bajo su bota palpitar una gran aldea global, en la que nunca se ponía el sol. La misma religión, el mismo idioma y los mismos abusos de poder. Los romanos