ISBN 0124-0854
N º 80 Julio de 2002 editorial
a aldea global. Un mundo sin fronteras, donde la comunicación y los bienes económicos fluyen sin barreras artificiales en todos los sentidos. Un planeta donde la distancia entre dos continentes no es más significativa que la que en el pasado existió entre dos ciudades cuales- Quiera de una misma nación.
Hoy, ir de Londres a Tokio es más fácil de lo que era viajar entre Bogotá y Cartagena hace sólo un siglo, y lo que sucede en las bolsas asiáticas, europeas y norteamericanas tiene un efecto inmediato en la economía del resto del globo. De hecho, en nuestro mundo las economías nacionales se refuerzan o caen juntas, como si el planeta entero fuera un inmenso castillo de naipes.
La globalización es una realidad. El futuro simplemente será un afianzamiento de condiciones ya existentes. Y ciertamente la idea de la aldea global implica algunas ventajas importantes para la humanidad entera. Ante todo, está la facilidad para conocer otras culturas, lo que permite la posibilidad de construir un diálogo intercultural real. Además, la necesidad de ser
competitivos obliga a perfeccionar modelos económicos y políticos ineficaces y anacrónicos.
El problema es que no llegamos al mundo globalizado en condiciones de igualdad, sino de profunda desigualdad. La brecha entre las naciones desarrolladas y las subdesarrolladas es tan amplia que estas últimas no tienen posibilidades reales de competir. Los países industrializados dan enormes subsidios a sus productores y producen nuevas tecnologías, lo que los mantiene en la vanguardia. Además, imponen los tratados a los que todas las otras naciones deben ceñirse, e inclusive pueden hacerse los sordos ante acuerdos que han sido firmados por el resto de la comunidad internacional, como es el caso de-entre otros muchos ejemplos posibles- los Estados Unidos y el Protocolo de Kyoto.
Las diferencias no son sólo económicas, sino también culturales... O, para ser más explícitos, de posibilidades de difusión de la propia cultura. Frente a las maquinarias de exportación cultural de los países industrializados, las culturas de los países subdesarrollados poco tienen que hacer. El mensaje al parecer reza " o se adaptan o