ISBN 0124-0854
N º 81 Agosto de 2002 que en la vida social la mujer ha sido definida históricamente como impotente , débil y dependiente .
Hay muchos mitos en torno a los efectos de la participación deportiva y en relación con las capacidades psicológicas y físicas para el deporte de las mujeres y las niñas , mitos que han sido desmentidos por la investigación en el campo de la medicina y las ciencias del deporte . Desgraciadamente , en demasiados lugares del mundo algunos de estos mitos se siguen considerando verdades absolutas . Entre ellos figuran los siguientes :
• La práctica de una actividad física particularmente enérgica puede provocar alteraciones en la capacidad de procrear .
• El pecho o los órganos reproductores femeninos pueden sufrir daños como consecuencia de la práctica deportiva .
• La estructura ósea de la mujer es más frágil que la del hombre y por lo tanto se lesiona con más facilidad .
• Las mujeres deportistas desarrollan una musculatura prominente y antiestética .
• Las mujeres que practican un deporte con particular intensidad padecen trastornos de la menstruación .
• Las mujeres que practican deportes de contacto y se comportan con agresividad en este contexto pierden su feminidad .
Diferencias de sexo y confianza como factor de bienestar
Las mujeres , y en particular las atletas , tienden a crear menos expectativas cuando la actividad que desarrollan se considera masculina , cuando la información que reciben sobre su actuación es poco clara y cuando la comparación social es elevada . Cuando las actividades son sexualmente neutras ( es decir , consideradas apropiadas tanto para hombres como para mujeres ) y la comparación social se mantiene en niveles mínimos , las mujeres no manifiestan niveles más bajos de confianza en sí mismas , ni de bienestar físico . Cuando la
información recibida es específica , el rendimiento mejora , lo mismo que el nivel de autoconfianza .
El conflicto de funciones como factor de bienestar
Los psicólogos se han interesado en la identidad de las atletas desde el punto de vista de su papel sexual y han postulado la existencia de un conflicto de funciones , en apoyo de la idea de que el deporte y la feminidad son incompatibles . De hecho se observan diferencias en cuanto a expectativas y nivel de confianza en las mujeres que participan en el deporte , sobre todo en las que desarrollan actividades consideradas masculinas . Aunque se ha escrito mucho sobre el supuesto conflicto de papeles de las mujeres deportistas ( o su bienestar social y físico ), la investigación reciente indica que es muy escaso el conflicto de funciones experimentado por las mujeres deportistas .
Los investigadores siguen suponiendo que las atletas tienen una sensación de