Agenda Cultural UdeA - Año 2002 ABRIL | Página 19

ISBN 0124-0854
N º 77 Abril de 2002 inspiración y un 99 % de transpiración. El uno por ciento es VITal, sin él no hay cómo empezar, pero el 99 % de esfuerzo es lo que transforma la idea en una realidad. Si dependiéramos de la musa en exclusiva, no habría novelas ni sagas, pues todo lo que alcanzaríamos a escribir serían cuentos de media página y poemas de cuatro versos, ya que a esa dama caprichosa no le gusta permanecer mucho rato en el interior de la misma mente.
Además, la inspiración es lo más fortuito de todo el acto de escritura: no hay forma de forzar a la gran dama a visitamos; por eso, el escritor debe rezar por ser visitado, y luego olvidarse de la musa y centrarse en lo único que puede controlar: el trabajo artesanal
Si el hierro es la materia con la cual trabaja el herrero, la materia del escritor son las palabras: el escritor es el
artesano de la palabra. ¿ y en qué consiste el trabajo artesanal de la escritura? Exactamente en lo mismo que en la herrería. Así como el herrero calienta el metal, lo golpea, lo trabaja, vuelve a calentarlo, lo moldea y finalmente lo enfría, el escritor debe calentar las palabras, moldearlas y enfriarlas antes de obtener un resultado. El escritor debe centrarse en las palabras hasta que hiervan en su mente, luego moldearlas mediante las técnicas que considere más apropiadas, dejar enfriar la obra por un tiempo y después proceder a la reescritura que la limpiará de impurezas. Y ese esfuerzo debe ser sostenido, a veces a lo largo de muchos años, antes de que la obra esté lista.
Aparte de eso, el escritor no puede restringirse a sus propias creaciones. Debe conocer a fondo el trabajo de otros artesanos leer
constantemente, para poder así pulir su obra y utilizar las técnicas que otros hayan descubierto. En este sentido, el oficio de escribir tiene la misma necesidad de actualización que la medicina y es tan exigente como la cirugía.
Además, del mismo modo que un orfebre debe estar abierto a las críticas que le permitirán mejorar sus diseños, un escritor debe permanecer abierto a las visiones externas sobre su obra, tanto las positivas como las negativas. Es algo típico de un escritor novato el tomarse las criticas como algo personal, cuando en realidad se trata de la principal posibilidad de crecimiento para la obra. Un escritor de oficio sabe que su obra será siempre imperfecta-simplemente porque nunca será tan perfecta como la idea de la cual nació- y por ello está hambriento de observaciones que le