ISBN 0124-0854
N º 71 Septiembre de 2001
Presentación
Hace trece siglos un profeta salió de la arena. No era un hombre ilustrado. No era un sacerdote. Era un hombre sencillo de nombre Muhammad... Pero estaba seguro de haber escuchado la Palabra de Dios.
En su momento, Muhammad sólo logró reunir a unos cuentos fieles, sacados de las tribus del desierto y de entre las ciudades erigidas sobre la arena. Sus enseñanzas fueron escritas por sus discípulos en hojas de palmera, tablillas de piedra e incluso sobre sus propias pieles, y más tarde fueron recopiladas en el Corán, el libro sagrado del Islam.
Menos de un siglo después, los musulmanes penetraron profundamente en Europa, siendo detenidos únicamente por el joven rey francés Carlos Martel, más conocido hoy como Carlomagno. Aun así, los ejércitos islámicos seguirían retando continuamente a los reinos cristianos, acampando a las puertas de Viena y ocupando la mitad de España por más de ocho siglos.
Hoy llamamos a aquel profeta Mahoma, y las creencias derivadas de sus palabras constituyen en conjunto la religión islámica, que, a las puertas del siglo veintiuno, tiene cerca de mil millones de fieles y es la religión con mayor crecimiento de nuestros tiempos.
El Islam es una religión sin sacerdotes, que nace de las mismas tradiciones que el judaísmo o el cristianismo, añadiéndoles un elemento más: las enseñanzas de Mahoma, a quien se sitúa en la misma línea de Moisés, Elías y Jesús, considerando a este último no como Mesías, sino como un hombre iluminado. Por eso, los musulmanes llaman a Mahoma el último profeta o“ El Profeta”( así, con mayúscula).
A menudo en los noticieros y panfletos de nuestra era globalizada, se nos presenta a los musulmanes como bárbaros, afincados en creencias irrisorias, intolerantes y retrógradas. Ello constituye una suma de olvidos … Olvido de que por siglos las naciones musulmanas le llevaron a las cristianas una delantera en casi todos los campos de la ciencia y la cultura; olvido de que el Occidente que conocemos no podría haber sido construido sin los aportes del Islam; olvido de que fueron los cruzados quienes le enseñaron a los musulmanes – a Saladino y sus caballeros del desierto – el significado de la palabra“ intolerancia”, quemando aldeas, violando mujeres y embriagándose sobre las ruinas de las mezquitas.
Y el más profundo de los olvidos es evadir el auténtico significado de la palabra Islam:“ sumisión”… Sumisión a Dios en cada aspecto y momento de la vida, para alcanzar la paz individual en la propia existencia. Una creencia así, ¿ es acaso algo despreciable? ¿ Es acaso algo de lo cual Occidente – a punto de naufragar entre las olas del materialismo en el océano del nihilismo – no tenga nada que aprender?
En un intento de acercarnos a esta cultura casi por todos nosotros desconocida y de sortear las profundas intolerancias de cada una de las partes, Alma Máter Agenda Cultural le dedica esta edición al Islam, en éste, el año mundial del diálogo intercultural, como antesala al programa“ De país a país” del mes de noviembre, que se realizará en homenaje a esta cultura.