ISBN 0124-0854
N º 72 Octubre de 2001
Presentación
Identidad , desarrollo y región han sido hasta ahora conceptos estrechamente emparentados .
Al hablar de identidad , uno de los más importantes aspectos que deben tomarse en cuenta es el de región . ¿ Cómo no va a ser importante , cuando el lugar donde nacemos y crecemos influye nuestra forma de ser hasta el extremo ? En algunos de nosotros , la afinidad con la región es tal que marca completamente la personalidad , incluyendo el modo en que hablamos , aquello que nos gusta o nos ofende , e incluso la forma en que amamos ; en otras personas , la región de procedencia sólo se nota en asuntos sutiles , tales como si se prefiere el maíz al trigo , o la salsa al vallenato .
Al hablar de desarrollo , el concepto de región es también imprescindible . Durante el siglo XX , el nivel de industrialización de un territorio marcaba la diferencia entre los países desarrollados y los subdesarrollados . Tener fábricas para procesar materia prima , carreteras para sacar la producción y puertos a través de los cuales enviarla a otros países , era el ideal económico del pasado siglo . Mientras más producía un país , más desarrollado estaba , y si conseguía que en su producción las materias procesadas tuvieran más importancia que las materias primas , la idea es que todo marcharía perfectamente .
Así ha sido hasta ahora … Pero los tiempos cambian . Y el cambio que se está gestando en nuestros días promete ser aún mayor que el que llevó de la granja a la fábrica , de la aldea a la ciudad . Gracias al desarrollo de las nuevas tecnologías de comunicación , que provocan el tránsito hacia una sociedad “ informatizada ”, el cambio de la sociedad en nuestros días es global , acelerado y afectará con rapidez todo lo que conocemos . Por ello , entre otras cosas , hoy es más enorme que nunca la brecha generacional .
Como dice el conocido investigador Jesús Martín Barbero : “ Los jóvenes articulan hoy las sensibilidades modernas a las posmodernas en efímeras tribus que se mueven por la ciudad estallada o en las comunidades virtuales , cibernéticas . Y frente a las culturas letradas - ligadas estructuralmente al territorio y a la lengua- las culturas audiovisuales y musicales rebasan ese tipo de adscripción congregándose en comunas hermenéuticas que responden a nuevas maneras de sentir y expresar la identidad , incluida la nacional . “
¿ De quién se siente más cerca hoy una persona joven ? ¿ De aquel muchacho que baila la música que le gusta en un programa de MTV grabado en otro país , o del joven que se sienta a su lado en el bus pero escucha una música distinta ? Presenciamos así el nacimiento de las “ tribus urbanas ”: grupos de personas , generalmente jóvenes , para quienes la identidad regional tiene menos importancia en su concepción de sí mismos , que aquello que los identifica con otros grupos de intereses similares en otras partes del globo . Y como esos grupos crean subterritorios dentro del territorio con características muy definidas , no es incorrecto , aunque no sea ortodoxo , afirmar que en una misma ciudad puede haber veinte , o treinta , o cincuenta regiones culturales .
Igualmente el concepto de desarrollo cambia . Las grandes compañías mueven sus fábricas hacia otros territorios donde la mano de obra resulta más barata , gracias a que las redes de información les permiten ejercer una supervisión constante sin moverse de la ciudad donde se encuentra la casa matriz . Los países que proveen los obreros obviamente se industrializan , ¿ pero están por eso tales naciones más desarrolladas , cuando lo cierto es que continúan en la misma relación de subordinación frente a los grandes poderes globales ?... ¿ Cómo definir entonces el desarrollo de una región ? ¿ Quizás por su lugar en la cadena comunicativa ?