Agenda Cultural UdeA - Año 2001 JULIO | Page 27

ISBN 0124-0854
N º 69 Julio de 2001 salvación. Con la otra mano dice adiós al reino de los incas, antes destruido que conocido, y lo evoca con nostalgias de paraíso. Una mano pertenece a su padre, capitán de Pizarro. La otra es de su madre, prima de Atahualpa, que ese capitán humilló y arrojó a los brazos de un soldado. Como América, el Inca Gracilazo de la Vega ha nacido de una violación. Como América, vive desgarrado. Aunque hace medio siglo que está en Europa, todavía escucha como si fueran de recién, las voces de la infancia en el Cuzco, cosas recibidas en las mantillas y la leche: en esa ciudad arrasada vino al mundo, ocho años después de la entrada de los españoles, y en esa ciudad bebió, de los labios de su madre, las historias que vienen del lejano día en que el sol dejó caer, sobre el lago Titicaca, al príncipe y la princesa nacidos de sus amores con la Luna. 1618
Luanda El embarque Han sido atrapados por las redes de los cazadores y marchan hacia la costa, atados unos a otros por el cuello, mientras resuenan los tambores de dolor en las aldeas. En la costa africana un esclavo vale cuarenta collares de vidrio o un pito con una cadena o un par de pistolas o un puñado de balas. Los mosquetes y los machetes, el aguardiente, las sedas de China y los percales de la India se pagan con carne humana. Un fraile recorre las filas de cautivos en la plaza principal del puerto de Luanda. Cada esclavo recibe una pizca de sal en la lengua, una salpicadura de agua bendita en la cabeza y un nombre cristiano. Los intérpretes traducen el sermón: Ahora sois hijos de Dios … El sacerdote les manda no pensar en las tierras que abandonan y no comer carne de perro, rata ni caballo. Les recuerda la epístola de San Pablo a los efesios( Siervos, ¡ servid a vuestros amos!) y la maldición de Noé contra los hijos de Cam, que quedaron negros por los siglos de los siglos. Ven el mar por primera vez y los aterroriza esa enorme bestia que ruge. Creen que los blancos se los llevan a un lejano matadero, para comérselos y hacer aceite y grasa de ellos. Los látigos de piel de hipopótamo los empujan a los enormes canoas que atraviesan las
rompientes. En las naves, los amenazan los cañones de popa y proa, con las mechas encendidas. Los grillos y las cadenas impiden que se arrojen al mar. Muchos morirán en la travesía. Los sobrevivientes serán vendidos en los mercados de América y otra vez señalados con el hierro candente. Nunca olvidarán a sus dioses. Oxalá, a la vez hombre y mujer, se disfrazará de San Jerónimo y Santa Bárbara. Obatalá será Jesucristo; y Ochún, espíritu de la sensualidad y las aguas frescas, se convertirá en la Virgen de la Candelaria, la Concepción, la Caridad o los Placeres, y será Santa Ana en la isla de Trinidad. Por detrás de san Jorge, San Antonio o san Miguel, asomarán los hierros de Ogúm, dios de la guerra; y dentro de san Lázaro cantará Babalú. Los truenos y los fuegos del temible
Shangó