Agenda Cultural UdeA - Año 2001 JULIO | 页面 18

ISBN 0124-0854
N º 69 Julio de 2001

ORALIDAD, IDENTIDAD

y multiculturalismo en Colombia *
A lo largo de los años se ha ligado la tradición oral con lo efímero y fugaz, y la escritura con lo eterno e indestructible. Lo cierto es que la sobrevaloración de las ventajas de la escritura ha impedido comprender que también tiene limitaciones. Por ello, diferentes investigadores han planteado un gran movimiento que intenta reivindicar la oralidad como fuente de información para la reconstrucción histórica, y para la afirmación y construcción de la identidad cultural.

La cotidianidad de las comunidades humanas se caracteriza por hechos donde la tradición oral aparece como un elemento articulador, pues ella evoca un pasado y vigoriza un presente. La oralidad es expresión de todo lo que subyace en el entramado social. En ella se refleja, como en un espejo, la concepción que una sociedad tiene sobre el mundo y se articulan las referencias fundamentales proyectadas en la comunidad. La tradición oral como vehículo fundamental de la memoria cultural ocupa un lugar privilegiado en el quehacer investigativo del científico social, pues da fe sobre la forma en que las comunidades organizan, entienden y viven su entorno. Y mediante esa forma de significación e interpretació n del mundo, un colectivo construye su propia identidad.

En Colombia la tradición oral se construyó a partir de los aportes de indígenas, españoles y negros, que confluyeron en referentes culturales sincréticos e imaginarios sociales, a partir de los cuales es posible realizar una reflexión encaminada a propiciar el autodescubrimiento de las comunidades y la participación de éstas en procesos de construcción de identidad histórica y cultural. Por esto, sin importar que la historia de las comunidades haya sido documentada en fuentes escritas o no, se hace necesario considerar a la tradición oral como un
elemento fundamental para hacer un seguimiento de los procesos de construcción y apropiación de la identidad – nacional, regional, local – llevados a cabo por las comunidades.
De esta manera se pueden replantear las estrategias de desarrollo expuestas por el Estado en sus programas de integración social, pues la nación, como dice Cristóbal Gnecco,“ cumple la función de unir en un proyecto común las diversidades locales contenidas en un territorio accidental o deliberadamente construido”, pero deja en suspenso muchos aspectos que podrían impedir la realización de sus planes de desarrollo al ser aplicados a un colectivo.
Hasta el momento, el concepto de desarrollo que el Estado ha manejado se encuentra generalmente ligado a procesos de“ invisibilización” de grupos étnicos y comunidades locales, donde la experiencia de vida de las comunidades es apabullada por las nuevas formas de economía global. Por esta razón, al hablar de una construcción de la identidad a partir de la oralidad, podemos hablar de“ posdesarrollo”, pues de lo que se trata aquí es de ofrecer una alternativa donde no sólo se reconoce el carácter pluriétnico de una nación, sino también el que toda comunidad humana realiza un proceso de autodescubrimiento. Al organizarse, la comunidad misma hace posible la transformación, se abre camino a nuevas alternativas y a la