ISBN 0124-0854
N º 64 Febrero de 2001 beneficio económico que le generaba sus representaciones. Siempre se preocupó por exigir alta calidad en la ejecución de sus obras, tanto que él mismo escogía el personal adecuado, o actuaba, a veces, como director de orquesta o de escena. A la Scala de Milán no volvió a darle los estrenos de sus óperas durante 24 años,“ por la mala calidad de la ejecución”.
Al final de los años 50, se dedicó más a otros intereses: experimentó con maquinaria agrícola, sistemas de drenaje, de protección contra inundaciones; compró fusiles para la guerrilla e hizo recolectas para la resistencia. Aceptó la designación como diputado. Sus ídolos patrióticos eran Alessandro Manzoni( poeta), el Conde Camillo Cavour( político) y Menotti Garibaldi( militar). Nunca dejó de amar la música, pero llegó al punto de decir:“¡ Soy un patriota que ha perdido mucho tiempo escribiendo notas!” Con la muerte de Cavour se retiró de la vida política activa.
Sin embargo, en los años 50 aparecieron sus óperas Il Trovatore, La Traviata, Las Visperas Sicilianas, Simona Boccanegra y
Un Bailo in Maschera. En 1862 estrenó La Forza del Destino, en San Petersburgo. Cinco años más tarde, Don Carlo, en París, y en 1871, Aida, en El Cairo, con motivo de la inauguración del Canal de Suez. La muerte de Manzoni conmovió tanto a Verdi que para honrar a este gran poeta italiano escribió, en 1874, el Réquiem. Con éste, veía su legado musical como terminado. No obstante, después de un silencio de 13 años, nuevamente se dejó seducir por la composición, ante la excelente colaboración de Arrigo Boito, como libretista. En 1887 apareció Otello y, en 1893, como última obra, la genial comedia Falstaff-la vida musical de Verdi terminaba con una carcajada homérica-. Cuando murió, el 27 de enero de 1901, toda Italia se declaró en luto.
En el estreno de Otello interpretaba la viola un joven músico de 19 años, de Parma como Verdi, y con el mismo talento y temperamento musical del Maestro; un joven que más adelante se convirtió en el curador más fiel de su herencia musical: Arturo Toscanini.
Detlef Scholz, profesor de Canto de la Facultad de Artes de la Universidad de Antioquia.