Agenda Cultural UdeA - Año 2001 DICIEMBRE | Page 4

ISBN 0124-0854
N º 74 Diciembre de 2001
Gustav Mahler, compositor de " La Resurrección ". Diciembre de 1892
una férrea disciplina de autocontrol. Es muy consciente de que cuando ocupa el podio, debe ganarse al público, y no puede abandonarse a sus emociones. " Cuando más emocionado me siento durante una interpretación, más cosas puedo expresar ".
Está convencido de que la Sinfonía " La Resurrección " es una obra profundamente sincera y autobiográfica. " En ella todo está tratado con cariño y afán de trascendencia ". Kaplan deja que lo invada la arrolladora emoción de la obra, como parte del fenómeno de la comunicación espiritual: Es un acto de estimulación como el que puede provocar un médium.
Kaplan reconoce que es muy peligroso que las emociones particulares se interpongan entre Mahler y el público. El des- enfreno de la emoción es algo muy arriesgado cuando hay que ceñirse a la partitura del modo más fiel y respetuoso.
Este financista, que algún día cambió el computador por una batuta y que no volvió a verse en la bolsa de Londres sino en ensayos de orquesta, hoy recorre el mundo dirigiendo una sola obra, y con una agenda copada con más de un año de anticipación.
Todo es claro en la partitura de la Sinfonía No. 2 de Mahler, una de las más rigurosamente anotadas de todo el repertorio sinfónico. Su devoción y su saludable cuenta bancaria le han
Gustav Mahler, compositor de“ La Resurrecion”. Diciembre de 1892.
permitido hacerse al manuscrito de la partitura de Mahler, que conserva como el más preciado teso- ro." Cuando el director sabe lo que Mahler quiere, sólo puede sugerir lo que es absolutamente humano ". " En la música, lo mejor sólo puede venir de la interpretación ", suele decir en sus entrevistas. Si Mahler pide " Iangsam "( lento), ¿ cuán lento tiene que ser? El mensaje de Mahler es universal, por eso dis- fruta la experiencia de tocar la sinfonía con orquesta de todo el orbe, con una indescriptible variedad de colores. " Hay que hacer sonar la orquesta de Beijing como la de Berlín ". Es cierto que en muchas partes hay tradiciones sinfónicas locales y que unas orquestas acostumbran un " vibrato ", o un " portamento " en las cuerdas, que otras no podrían soportar. " Todo es un problema de equilibrio " dice Kaplan. Kaplan considera la identificación con esta obra única como una ventaja y no cree que su condición de aficionado afecte sus dotes de intérprete. " No me considero profesional de la dirección ", reconoce.
El 5 de octubre de 1987, apareció Kaplan al frente de la Filarmónica Real en el gigantesco auditorio del Albert Hall de Londres, a plena capacidad. Los diez mil espectadores se enloquecieron y desataron tormentas de aplausos para un director que había estudiado música y había aprendido a dirigir sólo para interpretar esta obra. Ese mismo año, 1987 apareció la grabación de " La Resurrección " con Gilbert Kaplan al frente de la Orquesta y