Agenda Cultural UdeA - Año 2000 SEPTIEMBRE | Page 17

ISBN 0124-0854
N º 60 Septiembre de 2000 al mismo tiempo biológico y social .
Existen múltiples maneras de concebir nuestra relación , como seres humanos , con el paisaje y con los demás seres vivos . El pensamiento occidental presupone una distinción radical entre naturaleza y cultura , entre naturaleza y sociedad , entre cuerpo y mente , que condiciona nuestras actitudes hacia el medio ambiente . El hombre se ve a sí mismo por fuera de la naturaleza , en posición de dominio o de protección . En el primer caso constatamos una reciprocidad negativa en las relaciones entre el hombre y su ambiente . Las personas se pueden ver a sí mismas como amos de la naturaleza , como domesticadores , conquistadores o exploradores de su entorno , con fines de producción , consumo , deporte o recreación . En esta perspectiva el hombre es un “ administrador ” de la naturaleza por medio de una aplicación racional de la ciencia y de la técnica , dejando de lado las consideraciones éticas . En el segundo caso , el del enfoque proteccionista , se considera que los seres humanos tenemos una gran responsabilidad
frente a otras especies animales y vegetales , y frente al ecosistema global . El bienestar y la reproducción de una amplia gama de seres no humanos , estarían entonces bajo la tutela del hombre . Esos lazos de dependencia pueden tener beneficios anexos para el hombre , ya sea de carácter utilitario , emocional o religioso . En este caso , a pesar de las buenas intenciones y del servicio que pueda prestar tal teoría como ideología de respaldo a los movimientos ambientalistas , se está objetivando la naturaleza y colocándola aparte del mundo de los hombres ; asistimos a una transferencia del dualismo cartesiano y del sentido de “ propiedad ” de la naturaleza a otro plano , aunque la dominación se trasmuta aquí en un patrocinio de la conservación de las especies .
Un tercer paradigma , que podríamos llamar contextual , monista o comunal , rechaza las separaciones entre naturaleza y sociedad , promueve una reciprocidad generalizada entre el hombre y el ambiente , derivada de metáforas que acuden a las figuras del parentesco y de las relaciones
interpersonales . La mayor parte de las sociedades de cazadores y de horticultores de los bosques tropicales suponen , por ejemplo , fronteras fluidas entre los hombres , las plantas y los animales ; los chamanes son capaces de comunicarse con los espíritus o los dueños de cada especie animal ; los mitos aseguran que al principio de la humanidad los animales eran personas , y que en sus guaridas subterráneas o celestes , se despojan de su apariencia animal , para recuperar su forma original ; la horticultura , y especialmente la cacería , son objeto de rituales por medio de los cuales se hacen transacciones y dones recíprocos entre los seres humanos y los no humanos . Muchos científicos postestructuralistas están desarrollando esta perspectiva contextual , tratando de integrar la ecología humana y la teoría social ; de analizar conjuntamente variables como la población , el saber indígena y el ambiente ; de reconocer la unidad del discurso y de la práctica ; de respetar la voz de la población local en la definición de estrategias óptimas en el manejo de los recursos y de recurrir a metáforas que , gracias a su poder