ISBN 0124-0854
N º 56 Mayo de 2000 cruzar , de paso , la realidad inmediata ; la muerte se mezcló por entre las luces y las sombras de un cine que maduraba con la vida de quien lo imaginaba y se negaba a dejarse transformar para hacerse comestible .
En alguna ocasión , Dreyer realizó un documental educativo para conductores . En él , una pareja corría a gran velocidad para alcanzar el ferry boat mientras delante de ellos avanzaba un misterioso carro que les cortaba el paso con maniobras inesperadas . Tras el empeño de sobrepasar el obstáculo , descubren que el vehículo va conducido por la muerte . Más adelante se verá el transbordador llevando los ataúdes de los automovilistas .
Pero en sus mejores relatos , Dreyer permite que la muerte asome de un modo más sutil : se percibe de repente , cual sombra chinesca , en un campesino que se mueve a lo lejos con una hoz al hombro ; su magia sobrevive en esa precisión absoluta para abstraer el mundo de las tinieblas , pero no sólo las del orden exterior , sino las de la oscuridad del alma , aquellas que otro director , posterior a él ,
habría de examinar ya no sólo apoyado en la imagen , sino también en el recurso de la palabra : Irgman Bergman producirá un discurso sobre la muerte a partir de la imagen que al mismo tiempo se tejerá alrededor de muchas preguntas .
En el Séptimo Sello , Bergman retoma una preocupación y un tema cuyo origen mismo está ligado a la imaginación popular , y que se recoge en cientos de leyendas que , a su vez , son esparcidas por la tradición escrita y oral de todo el mundo : la idea de encontrarse cara a cara con la muerte y hacerle el quite o jugarle con sorna una mala pasada es , quizás , una de las fantasías picarescas que en el fondo más anhelamos .
Bergman es , sin embargo , más pesimista e , indiscutiblemente , un ser más profundamente reflexivo ; toda su obra está llena de preguntas de un corte existencial y su cine se produce justamente a la par que el desplome del proyecto moderno , en la última mitad del siglo XX . La bomba atómica es precisamente uno de los más peligrosos regalos que éste nos deja , y ello se constituyó en el
motivo conductor del Séptimo Sello : la extinción total del planeta estaba en las manos del hombre y no como castigo por nuestras iniquidades o porque acarrearan la justa ira de Dios ; el hombre , que había sido el centro de la modernidad , era , de un momento a otro , la peor amenaza para sí mismo y para el planeta . La muerte y Dios se convertían en asuntos aún más etéreos en tanto que el individuo , en su infinita capacidad de razonamiento , estaba probablemente más solo y desnudo que al principio . Sin lugar a dudas , el Séptimo Sello es sólo el abre bocas , la introducción serena y « mitológica » al desarrollo de una pregunta por el ser , que habrá de convertirse en la impulsora de su estética y gran catalizadora de una nueva transformación del mundo .
Bergman está vivo ; su última hora aún no ha llegado . Es el único sobreviviente de los grandes maestros mencionados ; no obstante , la pregunta acerca de la muerte aún no ha sido resuelta y queda abierta para ser , acaso , rastreada , en las obras de todos ellos , de Dreyer , de Fritz Lang , de los no menos inmortales , pero eso sí , grandes