ISBN 0124-0854
N º 54 Marzo de 2000
morirá con el último espectador
Por : Cristóbal Peláez González
Un movimiento , una época de arte teatral no discurre , no puede discurrir de una manera lineal , siempre ascendente , simétricamente . Avances , tropiezos , recaídas y retrocesos conforman el rasgo transversal de un arte del cual se señala repetidamente su crisis . Quizá si un día la costumbre crítica no señalara la crisis , el teatro entraría en una verdadera crisis .
Ocurre que el rol social del teatro no ha sido el mismo para todas las épocas . No podemos ya con nostalgia lamentamos de que este arte no cumpla la misma
función que cumplió en su nacimiento en Grecia , ni que tenga la aceptación del teatro isabelino , ni que abarque esa vasta influencia moral y filosófica , y ese inmenso valor de diversión que ejerció en la Europa del siglo XIX . Los tiempos y el mundo han cambiado y con ellos los hombres y las sociedades y , en lugar de la añoranza , deberíamos proponernos la reflexión de qué es y qué puede ser el arte escénico hoy en el lugar concreto que habitamos , en las condiciones sociales y políticas , lo que vale decir , su historicidad .
Pero esa reflexión es un campo profundo que se escapa a las magras dimensiones de estas notas , y en cambio sí es posible aventurar algunas líneas sobre este ahora , este Medellín y este su teatro , y ello muy a propósito de la celebración del DIA INTERNACIONAL DEL TEATRO , una efemérides que viene a lomo del olvido para recordarnos que hay una cosa llamada teatro . Ahora que somos centro de atención por un día , y las instituciones y los medios informativos lijan su