Agenda Cultural UdeA - Año 2000 JUNIO | Page 10

ISBN 0124-0854
N º 57 Junio de 2000 colombiana del siglo casi ya anterior deja advertir lo que el movimiento nadaísta fue: una fiesta, y la rebelión de una pandilla de adolescentes a mediohacer, autodidactos, de clase media y de provincia. No hubo un solo nadaísta bogotano. El único, un aristócrata iluminado, enloqueció de pronto.
Antes del nadaísmo, Fernando González, García Márquez, Aurelio Arturo, Álvaro Mutis, fulguraron solitarios. Los Panidas palidecieron junto a las personalidades poderosas de León de Greif y Femando González. Pero ningún movimiento generacional dejó como el nadaísmo una estela que aún dura, como actitud vital. A pesar de que la obra de los nadaístas vivos, en marcha, está en pleno desarrollo. Y la de los muertos sigue casi desconocida, inédita casi toda. Todo sigue sin ordenar ni valorar, como tantas cosas en la cultura y en la vida colombiana, sembrada de falsas glorias, de prosa oficiosa, de héroes de hojalata, donde las actividades más importantes siguen siendo los chismes de las intimidades ajenas y la política. El nadaísmo así paga el tributo a las mezquindades nacionales, las envidias rastreras y las incomprensiones de la mala fe, de quienes piensan que para hacerse Tarzán basta pegar un grito sobre el cadáver de los otros.
Todo quedará para el siglo que entra. Si le sobra tiempo, si nos sobra a nosotros. Y si el orden nuevo del mundo globalizado y aldea universal, tan prometido, no resulta otra perversión y el preludio de la próxima barbarie.
Eduardo Escobar, escritor y poeta, autor; entre otras obras, del libro de poemas“ Escribano del Agua”.