ISBN 0124-0854
N º 58 Julio de 2000 destacan ciertos personajes y se hacen públicos para alimentar ese “ narcisismo telúrico ” que invade permanentemente la opinión corriente cuando se busca ejemplificar la grandeza de una raza ; inclusive , no es de asombrase que en ciertas manifestaciones estéticas y literarias , sin saber por qué , se hace alarde de la universalidad de las creaciones cuando ni siquiera se las conoce en sus propias regiones ; así , pasamos al deporte , con esa facilidad de considerar en los efímeros triunfos de un equipo de fútbol , en los logros invaluables de un ciclista , en el emotivismo de la velocidad de los automóviles de carreras , la imperecedera llama del patrimonio cultural .
Además , la cruel desventura de la astucia , concebida como malicia “ indígena ”, que no es más que la excusa al fomento colectivo de la irresponsabilidad , las mentiras , la corrupción , el resentimiento , el odio desmedido , la sed de venganza se hallan en los puestos de honor de la concebida “ idiosincrasia colombiana ”. Ahora , no puede inclinarse la balanza hacia los extremos y , con el candor que induce a la ignorancia , pensar que el
camino más propicio para reelaborar y reconstruir lo que hemos concebido como patrimonio cultural sea una vuelta romántica a la herencia precolombina como lo aducen algunos , o la nostalgia enfermiza como se anclan algunos otros que esperan en esa Colombia “ folklórica ”, por ejemplo , rescatar lo más auténtico de nuestro ser y quién sabe , en la era de las nuevas tecnologías y de los procesos de globalización , asumir una indiferencia neolímpica donde sencillamente “ todo es bien ” y “ nada te compromete ”, ese letargo mental llamado postmodernidad que más bien es indolencia y apatía .
Y en este sentido ¿ Qué relaciona a la Universidad con el debate del patrimonio cultural ?
De esta manera el “ patrimonio cultural ” como una de las formas de agresividad no puede constituirse en una sorpresa más , ya que en nada se diferenciaría , en el sentido moral , del estado de postración y de barbarie que se alimenta en nuestro país por medio de diferentes acontecimientos
No sería insensato aducir que el significado de la Universidad como “ patrimonio cultural ” debe trascender el contexto general geográfico , espacial , arquitectónico , esto es , el inmediato uso identificatorio con el cuerpo físico , y aunque los cambios sólo son la certeza de la temporalidad , pese a las ruinas que produce el tiempo , es la palabra la que devuelve a la Universidad su carácter de infinitud , de elevada conciencia histórica y social . Aunque una ya exagerada expresión nostálgica hace arrancar de manera aguda algunas voces , el recuerdo inconsolable , la desprevenida reminiscencia de lo que fue y de lo que no podrá ser . La Universidad puede ser objeto de “ mitos ” nostálgicos como el que intentamos clarificar , el del “ patrimonio cultural ”, pero su actual significado , siguiendo las palabras de Alfonso Reyes , estima el esfuerzo de del escribir y del pensar " como los más valiosos patrimonios que esta institución fomenta y deberá seguir fomentando para que de este modo no sea atacada por la mayor de las pestes “ la maleza y el desierto ”, en la actualidad “ la mediocridad y la