Agenda Cultural UdeA - Año 2000 JULIO | Page 20

ISBN 0124-0854
N º 58 Julio de 2000

Medios de comunicación y patrimonio cultural, algo más que mitos...

Por: Rafael Rubiano Muñoz

Para nadie es un secreto la incidencia que los medios de comunicación tienen en la sociedad actual. Ellos organizan nuestra experiencia de la realidad, como también nos ayudan a comprender los procesos históricos y sociales que nos determinan. De igual manera se puede situar en la influencia que los medios tienen socialmente, la labor que ellos cumplen en la consolidación de los estilos de vida, las costumbres, los hábitos y las creencias que reproducen los individuos y grupos sociales para conformar las mentalidades. En fin, los medios colaboran en el progresivo desenvolvimiento del ser humano tanto en el espacio como en el tiempo socialmente vivido. Sin embargo, al establecer el tema de la relación entre medios de comunicación y patrimonio cultural, el lente se transforma inadvertidamente. A pesar de la vitalidad insuperable de los medios en la construcción de

nuestras sociedades, ellos también generan e impulsan actividades que pueden parecer no solamente insostenibles sino también intolerantes e irracionales.
Dos de esos argumentos que nos permiten pensar los elementos adversos de los medios al tratar la noción de“ patrimonio cultural” son la forma en que esa expresión se usa con el ideal divulgativo de la identidad y con la versión“ saturada” del mito. Sin sospecharlo, los medios de comunicación han elaborado una imagen del patrimonio cultural según esos dos contextos sociales, es
decir, se entiende que patrimonio cultural es todo aquello que remite estrictamente a la consolidación de las identidades, un concepto manipulado y manoseado absurdamente, por medio de diferentes escenarios; como también se lo ubica según el hecho social del mito como una forma de mantener con vida ciertos valores, creencias, opiniones y hasta actitudes que se han perdido. El problema es que la comprensión de lo que se llama patrimonio cultural en esa doble perspectiva conduce a fatales criterios, cuando no a insalvables extremismos en la vida social.