ISBN 0124-0854
N º 63 Diciembre de 2000 listaban grupos de condenados y de salvados . Aquí el texto de Deregowski era confuso y , en vez de citar primero a los salvados y luego a los condenados , o viceversa , refundía los unos con los otros sin ningún empacho . El último hombre que quedaba vivo en el mundo se sorprendió al encontrar el nombre de su madre entre los condenados al fuego eterno .
“¡ Pero si era una santa !”, se dijo para sí , estupefacto .
Después , entre salvados , no pudo menos que llorar cuando halló el nombre de la mujer a la que alguna vez había amado pero que lo había abandonado ( precisamente -según Deregowski- que la mujer lo hubiera abandonado era el acto que la había encaminado hacia la vida eterna ). Más tarde , casi se ahogó cuando Deregowski reveló cierta vergüenza oculta que él mismo jamás había relatado a nadie . Ya en el culmen de la desesperación , el último hombre halló su nombre con la correspondiente sentencia infinita , y entonces no supo qué hacer cuando en el texto sobrevino un inesperado