ISBN 0124-0854
N º 49 Septiembre de 1999 tratamiento característico de su tamaño y proporción, que se aleja de los cánones clásicos, y que se asocia con motivos, muchas veces cotidianos, de su entorno y de sus circunstancias: figuras que aparecen rodeadas de objetos comunes pero de relativa antigüedad, en composiciones que aluden a puestas en escena teatral o que captan el instante en una sucesión de circunstancias; volúmenes netos de texturas definidas, que invitan al tacto e imprimen placer a la vista; pinturas, dibujos y grabados que evidencian el rigor, la fluidez y la precisión de los trazos. Y, cómo no decirlo, la impecable y lúcida factura en todas sus producciones.
Las esculturas tuvieron su punto de partida en pinturas realizadas por el artista entre 1980 y 1981. Los conjuntos escultóricos desarrollan las características plásticas, volumétricas y espaciales, presentes y latentes en sus pinturas. Como gran conocedor de las tradiciones escultóricas y de los principios que las rigen, Grau modela sus esculturas con el afán de conquistar la verosimilitud y la realidad espacial, aunque la reducción de la escala y la transformación de la proporción nos sorprenden por su resultado final. Las texturas de adornos, encajes, vestidos y objetos, acentúan los rasgos sensoriales y táctiles, que invitan a ser tocadas y a un recorrido visual detallado y placentero.
Los personajes de Grau ganan, en la vitalidad de sus gestos, el sello de una identidad propia, que enriquece su circunstancia y concreta su historia en la disposición, los ropajes y los objetos que los acompañan. Sus peculiaridades conforman un particular mundo del artista, como el mundo macondiano de García Márquez, que nos revela su capacidad de ingenio e inventiva. La mayoría son personajes femeninos, sin ninguna trascendencia religiosa, política o social, captados en el instante de una acción cotidiana, sin pretensión de aleccionar o denunciar sino, tan sólo mostrar la dignidad del proceder humano ordinario, y exaltar en el arte la“ trascendencia” de la condición efímera del instante. El carácter narrativo de la escena se desarrolla con libertad en un espacio escenográfico, que acentúa su teatralidad, matizado por un discreto tono burlesco. Rasgos muy propios del estilo de Grau y que provienen de su entusiasmo e interés por el teatro, el carnaval, la fiesta y los disfraces.