ISBN 0124-0854
N º 51 Noviembre de 1999 europea . Comprendió que su labor , más que juzgar , era “ comprender ( aunque también ), investigar orígenes , aquilatar influencias , sorprender olvidos y fijar escuelas ”. 5 Pero la comprensión no le impidió el juicio radical cuando enfrentaba a autores empeñados en mantener atada la vida cultural a principios anacrónicos . Así , en un artículo publicado en 1912 , ante los plañidos por la muerte de Marcelino Menéndez y Pelayo , se pregunta por el peso real de su figura intelectual , y se responde :
“ Menéndez Pelayo puso todo el vigor de su inteligencia , todo el empuje de sus hombros atléticos en contra de la renovación . Por causa de su influjo hemos visto en España retardarse en caso de un cuarto de siglo la fecunda renovación literaria que sopló sobre el mundo europeo desde 1880 hasta fines del siglo pasado ” 6 , y refuerza diciendo : “ en una época en que escribieron Renan , Ruskin , Turgueniev , los Goncourt , Flabubert y Walter Pater , el autor de los Heterodoxos españoles continuaba ofreciendo a las Españas el entusiasmo verbal de César Cantú como desideratum de estilo ”. De Rafael Núñez , considerado uno de los grandes poetas del romanticismo colombiano ,
señala la impostura que atraviesa toda su obra poética , lo disparatado de sus contenidos filosóficos , su pobreza métrica y su abuso del lugar común ; ya habíamos comentado sus apreciaciones sobre Miguel Antonio Caro , el otro pilar de la Regeneración .
Mas esta clara distancia con ciertas corrientes y figuras no lo convirtió nunca en un polemista exaltado o en un crítico prejuiciado . En su estilo no es ajena la ironía , pero ésta jamás se rebaja al insulto ; ni el radicalismo que exhibía ante ciertos temas -el valor de la educación , los derechos de la mujer , la necesidad de ponemos al día en el orden intelectual y cultural- convirtió sus textos en panfletos . Cierto escepticismo sobre la función de la crítica le impide esperar que ella germine en cambios rápidos y de magnitud . Sabe que la transformació n que desea no es el resultado de individualida des sino el lento edificar de un conjunto de
hombres que comparten ciertos ideales : “ Entre nosotros no hay tradición , no hay conocimiento y no tendremos las dos cosas en mucho tiempo , porque apenas ahora se ha comenzado a enseñar en forma . Pero una tradición no se forma súbitamente ; hay que obrar sobre generaciones ”. 7 Este reconocimiento lo mantuvo alejado de la soberbia del crítico , pero , a su vez , al darle claridad sobre el valor de su trabajo , recoger los pocos aportes existentes para una cultura moderna en el país y favorecer el despliegue de otros nuevos , le permitió no ceder en la , como él mismo lo indica , ingrata labor del crítico :