ISBN 0124-0854
N º 51 Noviembre de 1999
Baldomero Sanín Cano: el nacimiento de la crítica moderna en Colombia
... somos reacios a la crítica porque ésta es producto del pensamiento moderno, de aquella tradición ilustrada y racionalista que no encontró buen recibo en tierras católicas y contrarreformistas.
No es por eso gratuito que Sanín Cano ligue crítica y humanismo, y señale que la inexistencia de la primera obedezca a la debilidad del segundo.
Por: Oscar E. Montoya G. ¡
L a“ respetuosa ignorancia” que rodea el nombre de Baldomero Sanín Cano es innegable! Muchos reconocen su importancia, pero pocos son capaces de señalar cuál es su verdadera significación para nuestra cultura. En cierta forma, podríamos afirmar que su nombre y su obra han sido víctimas de la crítica monumental: aquella que para ahorrarse el trabajo de leer a un autor, le endilga el mote de clásico, u otro adjetivo celebratorio, con lo que a la vez que cumple el cristiano precepto de honrar a los muertos, se evita el ejercicio intelectual de confrontar una obra pasada, para indagar por lo que ella tiene para decide al presente.
En el caso de Sanín Cano, este“ inconsciente olvido” se refuerza por el tipo de géneros que frecuentó: el ensayo y la crítica, los que, en nuestro medio, siguen siendo en muchos casos, afectados por los vicios que él atacó. El primero se ha confundido, en
especial en las últimas décadas, con un estéril academicismo que, con sus jergas seudo científicas, aleja a los lectores no especialistas; mientras la segunda todavía sirve para que“ un escriba de talento y buena sombra, conocedor de sus habilidades de frase( resuelva) hacer uso de todas sus cualidades literarias de carácter para procurarse un empleo o, teniéndolo, para conservado a todo trance”. 1
Pero, precisamente, la vigencia de esas costumbres intelectuales se convierte en el argumento de mayor peso para volver a la obra de Sanín Cano, y comprender el aliento revolucionario que la inspiró. Su labor fue, nada más y nada menos, la de fundar la crítica moderna en nuestro país, hacer de ella un ejercicio cotidiano, necesario para la vida cultural de la Nación.
No desconocía los obstáculos que enfrentaba. La concepción señorial de la cultura que confundía el ejercicio del intelecto con el decoro y las buenas