ISBN 0124-0854
N º 43 Marzo de 1999 digo: si al menos supiéramos cuál es nuestra identidad tendríamos más elementos para reflexionar y decidir, para enfrentar fenómenos como la globalización cultural, que a mi parecer complica en extremo una labor preferiblemente conciliadora. Y ya no es sólo asunto de que la aproximación a otras y de otras culturas es una modalidad del imperialismo. También la globalización potenciada y favorecida por los desarrollos tecnológicos en los canales de información y difundida gracias a los medios de comunicación, nos ofrece aportes que enriquecen la vida, que orientan la acción al descubrir las constantes del ser humano, independientes de lo físico y temporal.
Puede pensarse y decirse que no tiene sentido preocuparse por las amenazas a lo autóctono, dado que ahora existe la libertad de aprovechar las ofertas y con un arbitrario eclecticismo amalgamar y asumir los elementos culturales que mejor nos parezcan. Con-ci-lia-ción. Tampoco convienen los extremos, como dedicarnos al chovinismo excesivamente sentimental, escaso de argumentos que lo validen, o caer desprevenidamente en los tentadores brazos del esnobismo internacional. Porque más que defender lo propio por ser lo propio y rechazar lo de afuera por su inherente condición foránea, la inquietud por la gestión cultural y sus carencias aparece en la intencionalidad del trabajo y en el uso del contexto, al que se accede con poca fidelidad y donde, suele suceder,
desde lo institucional y lo oficial terminan gestionándose y promoviéndose intereses y gustos más bien particulares a pesar de los buenos propósitos. Lo preocupante, insisto, no es tanto la procedencia como la descontextualización y los problemas y dilemas sobre los cuales no existe el tiempo o la intención de pensar porque es mucha la confusión. Entonces se adopta posiciones parciales y cómodas que, en todo caso, no obstaculizarán el afanado hacer de cada día.
¿ Acaso existirá alguna fórmula para realizar las cosas bien, para garantizar el desarrollo de procesos culturales sanos? ¿ Cuál es la gestión cultural? Así como existen asuntos de la vida que no se pueden enseñar, que no se pueden aprender y sin embargo están, se ven, la gestión cultural no debe señalar caminos ni mostrar talo cual solución, no debe tener pretensiones, no debe juzgar, sino que en este momento, en nuestro medio, ante todo debe encontrar y promover la identidad. El reconocimiento de lo que somos, tenemos y queremos. Excelente el intercambio y la proyección, pero no es cosa fácil, ni de improvisar necesidades o procesos ni de suponer expectativas.
La identidad nos representa, nos une. ¿ Qué quiere gestionarse, qué se va a gestionar si no se han trazado los lineamientos básicos de esta delicada labor? Planteo como primera necesidad la de miramos, la de adquirir seguridad, de apuntar y