ISBN 0124-0854
N º 47 Julio de 1999 como por ser una prueba de la vigencia del ejercicio de la escritura, de una escritura que es múltiple desde una sola voz.
Y quizás sea este el rasgo distintivo de su manera de relatar, cierta apertura a las voces múltiples que trastocan lugar y tiempo e imponen un ritmo particular de lectura, a ratos demasiado parecida a la continuidad del pensamiento. Esta singular característica sirve también como fundamento a la casi total ausencia de diálogos en sus novelas, a la interpolación de monólogos interiores y, paradójicamente, a la soberanía del narrador omnisciente ya mencionado. Un narrador omnisciente, que permanentemente está dialogando con el lector, hace real el proceso de la lectura y actualiza el sentido de la escritura. Cabe preguntarse si con la obra de José Saramago podemos con plena legitimidad verificar cómo los signos de nuestros tiempos están vinculados con lo múltiple, con lo simultáneo, con la rapidez, con la interioridad que se desborda, y con el pensamiento que, por particular y privado, termina siendo un recuerdo.
Las intervenciones o la perspectiva del escenario social son constantes en la narrativa del autor, como es posible constatar en su Ensayo sobre la ceguera( 1995), novela en la que Saramago va describiendo no sólo un espacio aterrador donde lo colectivo es hórdico, primitivo y brutal, sino un conjunto de conductas instintivas que parecieran configurar un ente humano elemental, desprotegido, ciego a su futuro. Allí es posible pensar en un hombre acorralado en su propia subsistencia, torpe animal incapaz de conducir su cuerpo y sus sentidos por el mundo.
Por último, y nada más apropiado en quien acaba de ser reconocido con el Nobel de Literatura, Saramago invoca la palabra como elemento para la cohesión y el orden, en la humanización de ese nuevo animal arrancado de la civilización, de regreso a los orígenes, no por involución sino por exclusión.
Su obra misma se erige entonces como comprobación de la utilidad de la literatura, de su sentido pleno en la expresión de lo humano, de la creencia visible del autor en la libertad. ¿ Puede haber mejor hallazgo al finalizar una lectura?
Doris Elena Aguirre, Comunicadora Social- Periodista de la Universidad de Antioquia, con estudios en Maestría sobre Filosofía del Arte, en la misma Universidad.
Notas SARAMAGO, José. Casi un objeto. Madrid. Alfaguara-Taurus, 1994.