ISBN 0124-0854
N º 47 Julio de 1999 sobre el otro , hay siempre una zona infranqueable , una partícula inasible . Cada hombre oculta un infinito . Nadie puede poseer del todo a otro por la misma razón que nadie puede darse enteramente . La entrega total sería la muerte , total negación tanto de la posesión como de la entrega ... Mientras el otro esté vivo , su cuerpo es así mismo una conciencia que me refleja y me niega . La transparencia erótica es engañosa : nos vemos en ella , nunca vemos al otro ”. 1
Octavio Paz , igual que todo amante que se respete fue un hombre de contradicciones , un ser de rupturas ; así lo evidenció su rompimiento con el comunismo en 1940 , y con el gobierno oficial de su país en 1968 tras la masacre de Tlatelolco . Por eso , antes que definir los ejes de su pensamiento , sea mejor aproximarse a sus distintas facetas y aceptar sus discontinuidades .
Su obra es una expresión vital de la condición desgarrada del hombre y una tentativa por conciliar los opuestos que subyacen en esa condición ; de ahí que poética y las ideas de sus ensayos se fundamenten en la convicción de que la poesía moderna se inscribe en una tradición hecha de rupturas , en la que no hay prolongaciones sino negaciones .
Cual amante sigiloso , Octavio Paz se desliza por su escritura como un gato al acecho . Cada palabra encierra un mundo , propone una mirada , describe el horizonte , por donde al fin pueden reconciliarse soledad y amor . Igual que si se tratara de descifrar el
comportamiento errático de un amante , así debe procederse con Octavio Paz , el escritor que no se deja asir por la facilidad de una primera lectura .
De la mano de este viejo amante descubrí que “ todos en nuestra propia vida y dentro de las limitaciones de nuestra pequeñez , también hemos vivido en soledad y apartamiento , para purificamos y luego regresar entre los nuestros ”. 2 Por eso , más que un mal que hay que evitar a toda costa , la soledad es un estado que dignifica al ser humano .
Este amante , huidizo y constante a la vez , es el mismo que reconoce que “ en nuestro mundo el amor es una experiencia casi inaccesible . La mujer siempre ha sido para el hombre ‘ lo otro ’, su contrario y complemento . Si una parte de nuestro ser anhela fundirse a ella , otra , no menos imperiosamente , la aparta y la excluye ... Entre la mujer y nosotros se interpone un fantasma : el de su imagen , el de la imagen que nosotros nos hacemos de ella y con la que ella se reviste ... y a la mujer le ocurre lo mismo ...” 3
Pretender que el amor cure nuestra soledad o la del otro es una temeridad tan grande como creer que encontrar el amor es encontrar el paraíso . Eso se lo aprendí a ese enorme amante y escritor que fue y sigue siendo Octavio Paz , para quien la vida fue un riesgo que había que asumir , y donde “ realidad y lenguaje eran parte de una misma pregunta , del perpetuo poner en entredicho los valores que los satisfechos y los poderosos intentaban