ISBN 0124-0854
N º 42 Febrero de 1999 la crónica y el reportaje, géneros que deben ser el sustento de la prensa escrita. Ahora, están en la réplica de la radio y la televisión, noticia muy corta”, afirma Aricapa. No es extraño, entonces, el creciente volumen de libros periodísticos publicados durante los últimos años, inversamente proporcional a los espacios cedidos por los medios a las informaciones estructuradas de forma literaria.“ Yo no creo que los periódicos vuelvan a publicar periodismo literario en el volumen que lo hacían antes, ellos están en otra cosa, yo creo que el espacio para ese tipo de trabajos son definitivamente los libros”, concluye.
“ Para mí el periodismo, más que una profesión, es un oficio de tiempo completo, quiere decir que usted dejó la sala de redacción y el asunto que lo está ocupando pero sigue pensando en él. Un oficio es lo que no se deja en ningún momento del día, es un oficio o no es nada. El otro es la profesión de muchos, un periodista que llega a la sala de redacción a las nueve y sale a las seis, cumple su trabajo como una secretaria o como un ingeniero que deja su obra y se va para la casa y ahí acabo el día”, asegura Aricapa.
Para Aricapa el periodismo es, además, un género de la literatura y su trabajo
En Medellín es así, título bastante pretencioso como su mismo autor lo reconoce, el lector encontrará los personajes, lugares y hechos que retratan una de las décadas más dramáticas de la ciudad 1985-1995: el hampón y el líder comunal, el travesti callejero y el guardián del río Medellín, el policía enamorado y la vieja matrona de la época dorada de Lovaina...
siempre ha apuntado en esa dirección. Por supuesto, su interés actual es éste y ya tiene tres proyectos de novela posible en Medellín, uno ya bastante adelantado. No obstante, antes de esto quiere saldar cuentas con su infancia, es decir, terminar una novela que tiene pendiente.
La oportunidad de dedicarse exclusivamente a la literatura le llegó en 1994 cuando ganó una beca de Colcultura para escribir una novela. El año siguiente lo dedicó íntegro a producirla. Aún no la ha publicado, más por inseguridad que por otra cosa, pero su título ya lo definió: Hotel Otún. Trata sobre su infancia, del hotel donde nació y creció viendo pasar los viajeros y los acontecimientos y donde sació, en sus propias palabras, su curiosidad y voyerismo.
El ser voyerista es, precisamente, una de las cualidades que para Aricapa debe tener todo buen periodista, además de muchos amigos, hambre, cinismo( como arma de defensa frente a la manipulación de las fuentes), la inocencia de un niño y la capacidad de asombro. Lo que no debe poseer son odios, prejuicios, envidias ni mucha plata. Y, ante todo, saber escuchar más que hablar y gozar del chisme pero, por supuesto darle la dimensión literaria y social.