Agenda Cultural UdeA - Año 1999 FEBRERO | Page 15

ISBN 0124-0854
N º 42 Febrero de 1999 los reformadores de los estudios de periodismo, cuando apenas estaban naciendo en la década de los años sesenta, fue la de crear profesionales“ polivalentes”, e paces de desempeñarse en diferentes áreas y entender el contexto teórico y social de su ejercicio.
No obstante con ello se sacrificó la especificidad una profesión cuyo papel dentro del tejido social es conocida por buena parte de las legislaciones democráticas del mundo, consignada incluso en nuestra propia constitución política. Se sacrificó el aliento vocacional de un quehacer, que para la mayoría de quienes lo experimentan, no solamente es una profesión sino una forma de vivir, de ser y de actuar con el mundo, una búsqueda por la verdad que, en última instancia termina siendo una apasionante aventura. Se sacrificó también profundidad en la fundamentación ética específica del periodismo, con todas sus numerosas e importantes ramificaciones.
Pero sobre todo, se sacrificó la enseñanza del periodismo como una actividad que se aprende en su hacer y le redujo a encuentros pasivos en aulas de clase, con puestas de simulacros de redacción sobre realidades ficticias. La reportería nunca ha sido una materia importante en la investigación periodística, ha sido considerada tarea exclusiva de expertos.
Los medios entonces, son los más feroces críticos de las facultades de Comunicación Social debido a la
calidad de sus egresados, y no cabe duda de que parte de la crisis actual de los medios en Colombia, fundan sus carencias en la formación ambigua y descoyuntada de la realidad que se gesta en las aulas y se perpetúa en las salas de redacción. La prensa ha sufrido este anacronismo con la desaparición de géneros fundamentales en su hacer como la investigación periodística, la crónica, el informe especial, los perfiles de profundidad, las reseñas, en un país que busca en el periodista, a su más claro y noble interlocutor. Estamos sumergidos de hecho, en la era de un periodismo superficial, de la trivialización y farandulización de la información.
Así llegamos al punto que nos convoca en este encuentro: primero, la necesidad de compartir responsabilidades en la formación periodística entre los medios y universidades. Segundo, la necesidad de cruzar caminos que nos lleven a formar y a emplear periodistas nuevos. Ninguno de estos dos puntos fueron tratados por la decisión de la Corte Constitucional, que busca convertir el periodismo en un“ oficio”. Al respecto, queremos respetuosamente insistir: el periodismo es una“ profesión”, y como tal, deben reivindicarla quienes desde las universidades y desde los medios, lo enseñan y lo ejercen.
La Universidad de Antioquia, renueva su compromiso con esta búsqueda de periodistas idóneos, que a su vez se reflejen en mejores medios informativos. Para ello, el año pasado