Agenda Cultural UdeA - Año 1999 ABRIL | Page 15

ISBN 0124-0854
N º 44 Abril de 1999

¿ Por qué se escribe literatura?

Por: Mario Escobar Velásquez

Una pregunta casi forzosa a un escritor, un músico, un pintor o un escultor cuando éste ofrece una conferencia es: ¿ por qué escribe usted, o compone melodías, o pinta, o esculpe?

La respuesta no es fácil porque involucra la esencia misma de la creación en el arte, y es preciso decir que al respecto se sabe muy poco, incluso por quienes hacen el arte.
Además es una pregunta que muy a menudo se hace el mismo creador, sin que esté nunca satisfecho con sus conclusiones.
Algunos facilistas suelen hablar de la inspiración. Para éstos, sobre quien crea se forma una especie de nebulosa que extiende como un tentáculo áureo una cinta que titila tocando en la coronilla del creador, iluminándolo acerca de lo que debe hacer. Si así fuera, el asunto sería demasiado fácil, y la facilidad no está nunca acompañando a las cosas del arte.
Es imposible negar que a veces algo parecido se da, y yo mismo lo he experimentado: Algo, Alguien, no entra de pronto con mucha naturalidad en medio de pensamientos, y me revela alguna cosa oscura que no había dilucidado, pensado o programado, y
que siempre tiene una importancia máxima. Es algo completamente ajeno a mí mismo, y a esa ajenidad se la detecta en seguida con mucha claridad. Es Algo, Alguien, ajeno al subconsciente, aunque, que era éste, supo decirme alguna psicóloga desavisada que nunca ha experimentado fenómeno tal en sí misma, y que por lo mismo es incapaz de entenderlo. Y si yo llego a exponerlo acá, corriendo el riesgo de que se me tache de loco, es porque otros escritores han percibido tal fenómeno, han dejado en constancia escrita. Como Norman Mailer que confesó haber recibido el dictado entero de una novela, y como el autor de Trópico de Capricornio y otros trópicos, Henry Miller. Y el mismo Aristóteles, para ir hasta la antigüedad, pudo percibido y lo llamaba su“ Demonio”, si bien le hacía favores como los que a mí me ha hecho. Demonios llamaban también a sus dioses los griegos...
Empero, tal ayuda es esporádica y escasa. Yo, en el transcurso de veintitrés libros escritos, dieciséis de ellos publicados, experimenté esa ayuda en tres veces, y en todas ellas le agradecí anchamente, porque me resolvió problemas u olvidos, o me adicionó, para lo que escribía, cosas no vistas a pesar de su importancia. Eso lo extraordinario: lo otro es la aplicación a la tarea de una disciplina de legionario o de galeote. Bien: ¿ por qué escribo? La verdad es