ISBN 0124-0854
N º 39 Octubre de 1998
De lo cortés y lo villano a la libertad y la elección
forma inmediata es lo que conlleva a fantasear, soñar, desear e idealizar a ese otro como objeto de amor y posible complemento.
La cultura, que propicia los sentimientos más sublimes, también intenta controlar e institucionalizar las diversas formas de amor, buscando la conservación de la misma.
Antón Losenko. Vladímir y Rogneda. 1770
Por: Amparo Restrepo Restrepo *
Los conceptos de amor y cultura son indesligables. Es a partir de la inmersión del ser humano en un grupo social con unas normas y prohibiciones establecidas, que el hombre se ha visto obligado a postergar y transformar sus pulsiones primarias.
Y es precisamente a través de la represión que genera la vida colectiva- donde en pro de un bien común se deben sacrificar muchas veces las necesidades y apetitos individuales-, que surge el erotismo, el enamoramiento y en consecuencia, el amor.
La imposibilidad de acceder al otro de
Sin embargo el amor siempre se opone a todas aquellas conveniencias sociales en las que se le ha querido encerrar. Por esto cada pueblo y cada época tratan de rescatarlo. Un ejemplo de ello, según Octavio Paz, fue el amor cortés, surgido en Francia en el siglo. XII corno protesta de los poetas, ante ese mundo feudal donde el matrimonio entre los señores no estaba fundado en el amor sino en intereses políticos, económicos y estratégicos.
Pero la cortesía no estaba al alcance de todos, pues era un saber y una práctica. Era el privilegio de lo que podría llamarse una aristocracia del corazón. No una aristocracia fundada en la sangre y en los privilegios de la herencia, sino en ciertas cualidades del espíritu. Y aunque estas cualidades eran innatas para manifestarse y convertirse en una segunda naturaleza, el adepto debía cultivar su mente y sus sentidos, aprender a sentir, a hablar y