Agenda Cultural UdeA - Año 1998 ABRIL | Page 17

ISBN 0124-0854
N º 33 Abril de 1998

Literatura y televisión: afinidades electivas

Por: Pedro Adrián Zuluaga *

Cuando al director de cine y televisión alemán Edgar Reitz hizo Heimat II, fueron muchos los que se animaron a decir que se trataba de la primera novela audiovisual. Así se cumplía el homenaje recíproco entre el arte más popular del siglo XIX y los medios de expresión más populares del XX: el cine y la televisión. Desde sus comienzos, el cine se apropió de los recursos narrativos de los grandes novelistas del siglo pasado: Dickens, Balzac, Dostoievski, Tolstoi, y los tradujo a una sintaxis visual. Los tiempos simultáneos de la historia, la introspección psicológica, las brumas de la memoria, encontraron en la pantalla su equivalente en las acciones paralelas, en la textura de los diálogos, en la forma de fundir, encadenar y disolver las secuencias de imágenes. La estructura misma del guión cinematográfico corresponde a las maneras de contar de la novela literaria. Más tarde con la llegada de la televisión, esas afinidades se hicieron más estrechas, porque la liviandad del formato magnético le da a la imagen

Escena de Berlín. Alexanderplatz, de R. W. Fassbinder
una intimidad próxima a la del libro. La televisión con sus planos cortos y su mirada reconcentrada, segmenta las historias como casi siempre lo hace la prosa de la novela. Hoy, los lenguajes del cine y la televisión se rozan cada vez más, mientras la literatura con un gesto de cortesía por un arte más nuevo, explora con menos traumatismos los recursos audiovisuales. Hoy, en un delicioso cruce de influencias, es posible leer novelas que parecen ser guiones, por estar claramente concebidas en conceptos visuales. Así mismo, se han logrado hitos verdaderos, fruto de la colaboración entre la televisión y la literatura. Son célebres las versiones de la BBC de los clásicos ingleses desde Shakespeare hasta Jane Austen, con un lenguaje estrictamente televisivo. El Yo Claudio, según el libro de Robert Graves, con la espléndida actuación de sir Derek Jacobi, es una de las cumbres de la