ISBN 0124-0854
N º 33 Abril de 1998 para la revista The New Yorker; publicados en los años cincuenta, en los cuales halló el estilo y el punto de vista que luego escogió para escribir su novela-reportaje A sangre fría; también son un ejemplo del mismo estilo las historias de Lilian Hellman, que inspiraron el estilo periodístico de Capote, los reportajes de Ernest Hemingway, escritos para Esquire y Life y los excelentes trabajos narrativos de John Hersey y Joseph Mitchell, realizados también para The New Yorker.
En otros países y otros tiempos, escritores y periodistas como Albert Londres, Ilya Eremburg, Isaak Babel, Martín Luis Guzmán, Juan José Souza Reilly y Roberto Arlt enfrentaban el mismo desafío.
Unos años antes, en la segunda década del siglo, otro excelente escritor de reportajes de nombre John Reed ya había asombrado a los lectores de revistas y periódicos de Estados Unidos con sus extraordinarias historias sobre la revolución mexicana y la revolución bolchevique de octubre, en la Rusia de los zares. La mayor parte de " ellas fueron recogidas en dos libros que con el paso de los años se han convertido, en textos clásicos del periodismo y la literatura: México insurgente y Diez días que estremecieron al mundo.
Sin embargo, los verdaderos pioneros de esta clase de relatos no fueron Capote, Hershey, Hemingway y ni siquiera Reed. Ya a comienzos del siglo algunos enviados especiales de los diarios metropolitanos de Nueva York
habían desplegado su propio y brillante estilo narrativo en los despachos que enviaban desde los frentes de guerra.
Hasta la expresión“ Nuevo periodismo”, usada por Wolfe, es bastante vieja. En la década de 1870 la utilizó por primera vez el crítico inglés Arnold Mathew, después de leer los relatos del periodista estadounidense William Tomas Stead. Mathew dijo que ellos le recordaban la gran crónica de Daniel Defoe sobre la peste ocurrida en Londres en 1665, y publicada-hace más de dos siglos- en 1722. Stead nació en Embeton en 1849 y fue reportero del Northern Echo. Luego, viajó a Londres y trabajó en varias publicaciones inglesas como Pall Mall Gazette y Review of Reviews. Durante su estadía en la capital británica, Stead introdujo en el periodismo inglés la entrevista y la descripción de ambientes. Murió en 1912 durante el naufragio del Titanic.
También fue llamado « Nuevo Periodismo » el que hicieron Pulitzer, Hearst y algunos de los grandes diarios metropolitanos de Nueva York a fines del siglo XIX. Muchos de los reporteros que participaron en la revolución del estilo introducida por esos diarios, eran escritores que buscaban en el periodismo una forma de subsistencia y, en muchos casos, ya habían publicado alguna novela o algunos cuentos. Por eso no es raro encontrar entre los creadores del reportaje a escritores como Henry Morton Stanley, de The New York Herald; al cuentista Ambrose Bierce, corresponsal del Exarniner, de San Francisco, y de The New York Journal, ambos de Hearst; al