ISBN 0124-0854
N º 27 Septiembre de 1997
Las caras que vemos
Más allá de los parámetros estéticos, el rostro se constituye en una parte importante en la relación con nosotros mismos y con los demás.
A diferencia de otras partes del cuerpo y aun con los esfuerzos para mejorarlo por medio del maquillaje, nuestro rostro es inocultable, por lo menos en las relaciones cotidianas. Como una especie de“ carta de presentación” va mostrándonos siempre ante los demás.
Sin embargo, su importancia va más allá de lo estético. Tener una cara con problemas maxilofaciales puede contribuir a alterar la salud física o psicológica. Las anomalías maxilofaciales, pueden ser hereditarias, congénitas o adquiridas. Para efecto del estudio y tratamiento, los rostros se clasifican en ortógnatas o normales; prógnatas, con maxilares avanzados en relación al perfil; retrógnatas, cuya mandíbula es retrasada, y asimétricos, que son quienes tienen una o más estructuras faciales que no se corresponden con la contralateral, tridimensionalmente.
Estos problemas se pueden corregir en buena parte mediante tratamientos quirúrgicos, ortopédicos, de ortodoncia o rehabilitadores. Según Sergio Villa, odontólogo de la Universidad de Antioquia, especializado en estomatología y cirugía oral y traumatología y cirugía maxilofacial, con amplia experiencia en este tipo de tratamientos y quien recientemente hizo una exposición sobre el tema en el museo de la Universidad, lo que se busca es aproximar a las personas a patrones considerados normales“ o al menos que algunos individuos no sean‘ señalados’ por sus diferencias maxilofaciales”.
Lo normal
El término“ normal” es bastante complejo. Según Orlando Arroyave, profesor del Departamento de Psicología de la Universidad de Antioquia, para definir este concepto se han hecho estudios cuantitativos, con criterios estadísticos y análisis cualitativos, que involucran la cultura y el contexto histórico. En este último aspecto, dice,“ los modelos únicos de belleza son cuestionables, ya que los cánones varían en diferentes culturas”.
A lo anterior hay que agregar el componente personal, es decir lo que cada uno cree que es normal, por no entrar en discusiones acerca de la belleza. Todo esto debe tenerse en cuenta a la hora de una corrección maxilofacial. Sergio Villa explica que en la modificación del rostro se debe analizar también los rasgos característicos de la raza, por ejemplo si el paciente es mestizo, blanco o negro, pues cada raza tiene características propias.
Según el especialista, con el tratamiento se intenta llevar el rostro a medidas que se acerquen a la proporción áurea, que en términos matemáticos se expresa como 1:1.618. Según Villa, esta proporción, es lo que en la cultura occidental se considera como normal, sin dejar de tener en cuenta que personas que no se enmarcan dentro de esta norma, pueden ser consideradas como poseedoras de gran atractivo físico.