ISBN 0124-0854
N º 23 Mayo de 1997
Malabarista de la vida
Así que Carlos se quedó a estudiar con la promesa de su padre de que lo ayudaría económicamente, Pero el circo y el padre desaparecieron del panorama.“ No me explico cómo acabé el primer semestre. Sin plata ni para pagar los pasajes. Al final del semestre supe que el circo estaba en la costa y me fui para allá.” Pasaron los meses. Mientras Carlos daba sus primeros vuelos en el trapecio, Waldheim, quien lo había ayudado a matricularse en el segundo semestre, lo buscaba desesperado porque iba a perder todas las materias. Finalmente lo encontró y el aprendiz de trapecista volvió justo a tiempo para explicar su situación y hacer una cancelación especial. Pasó un año y Carlos siguió fuera de la Universidad.“ Casi no vuelvo porque en Cali conseguí un buen trabajo en un hotel, pero al final me decidí a ingresar otra vez. Para poder costearme las cosas empecé a vender libros puerta a puerta. Al principio me iba bien, pero al avanzar el semestre la parte laboral se vio afectada y en el trabajo no me aguantaron más.” Al final de su segundo semestre Carlos tuvo que regresar al circo y allí estuvo durante otro año. En esta ocasión se hizo profesional del alambre y en general se convirtió en el“ todero” oficial del circo:“ hacía números en el trapecio y ayudaba con la magia. Como era el que tenía estudios universitarios, me convertí en el representante legal. También contrataba la gente, pagaba los trabajadores y vendía las boletas. Hasta presentaba los números y luego entraba a cambiarme rápido para salir a hacerlo”, dice.
Pero ese tipo de actividad le fue tomando ventaja, pues el negocio estaba asociado a la parranda, a las farras y su vida se fue desordenando. Entonces regresó a Medellín. Se consiguió un trabajo normal en una lavandería y luego como cobrador en una editorial. Aunque extrañaba un poco la carrera, pensaba que era imposible trabajar y estudiar al mismo tiempo. Como él dice, fue tomando“ mentalidad de obrero”. Pero un día conoció a una mujer que lo devolvió a la Universidad.“ Yo le conté que tenía dos semestres de comunicación social y ella me dijo que volviera a estudiar que entre los dos sacábamos esa carrera. Entonces reingresé.” Carlos dice que ella, le organizó la vida. Tanto que un viernes de puente festivo se casaron. Su vida ha seguido en la lucha por trabajar y estudiar. De la carrera apenas puede ver algunas materias en cada semestre. El año pasado un accidente ocasionado por un taxi que lo atropelló mientras trabajaba, lo obligó a ser intervenido tres veces en la rodilla y a estar incapacitado un año, el cual aprovechó para poder ver más materias... desde el hospital. Por esos días, para aumentar sus ingresos, ensayó con la crianza de perros pitbull que vendía a buen precio. El negocio le ha dado resultado y aún continúa con él. Incluso, dice, le ha servido también para su carrera porque sus trabajos los realiza sobre los perros y del mundo que existe a su alrededor. Ser profesional es ahora una meta clara en su vida y piensa lograrla lo más