ISBN 0124-0854
N º 26 Agosto de 1997
La época dorada
El mito de El Dorado alimentaba los sueños de fortuna y fama en el tiempo de la conquista.
La conquista española fue una empresa marcada por el oro. El territorio colombiano, rico en minas y en grupos indígenas capaces de trabajarlas, parecía ofrecer una promesa de riqueza inverosímil. A partir de estas ilusiones se fue configurando el mito de El Dorado, compuesto por historias que hablaban tanto de un país lleno de tesoros, como de caciques que se cubrían de oro. En las primeras etapas de la conquista, Dabeiba fue para los españoles del Darién su particular Dorado. Luego Belalcázar tropezó en Popayán con la noticia de que en tierras de los chibchas se realizaba el ritual de El Dorado, el cual se convirtió en el núcleo principal del mito. Según el cronista de la época Juan Rodríguez Freyle, era costumbre que la primera acción de un nuevo cacique fuera“ ofrecer y sacrificar al demonio que tenían como dios y señor”. El cacique, junto con otros cuatro, entraba en una balsa a-la gran laguna de Guatavita, llevando gran cantidad de oro. Luego de una corta ceremonia, el oro era arrojado a la laguna como ofrecimiento a su dios. Fray Pedro Simón, dice por su parte, que las noticias encontradas en Quito por el mismo Belalcázar, hablaban de la existencia en el Nuevo Reino de Granada, de un cacique llamado“ Bogotá”, quien entraba a una laguna vestido en polvo de oro, y allí ofrendaba a sus dioses lanzando al agua oro y esmeraldas, ritual que se celebraba varias veces al año. Desde entonces fueron muchos los que buscaron El Dorado, cada quien en un lugar distinto. En las selvas orientales se fue dibujando un Dorado diferente, un pueblo riquísimo con ciudades extraordinarias. Desde Venezuela Hernán Pérez intentó hallarlo y según la narración de Pedro de Aguado, el conquistador lo buscó durante tres años. El mito no concluyó allí. Gonzalo Jiménez de Quesada emprendió una nueva expedición en 1557.. También Antonio de Berrío, en 1583, fue a la búsqueda de ese territorio mágico y lleno de riquezas. Pero los Dorados, apenas encontrados, se desvanecían: a pesar de las riquezas halladas en distintas tierras, los españoles seguían soñando otros, sin hallarlos nunca.
Fuente: Reportaje de la historia de Colombia.