12
poderosa del mundo, hija de un pastor protestante de la extinta Alemania
oriental.
El primer paso de su alejamiento de la política será dejar la presidencia
de la Unión Cristianodemócrata, CDU, que ocupa desde que sucediera a
Helmut Kohl en 2000, para que el partido “se prepare para la era posterior a
mi”, según dijo. “Siempre quise ejercer los cargos políticos con dignidad y
también dejarlos un día con dignidad”, subrayó Merkel desde el podio de la
moderna sede berlinesa de la CDU.
Sus palabras desataron un terremoto político.
Hace tiempo que los adversarios políticos de Merkel presionan fuertemente
para su salida, sobre todo quienes, por derecha, ven a la pragmática doctora en
física de 64 años como sinónimo de la “socialdemocratización” de los
conservadores alemanes (el actual gobierno es la tercera “gran coalición” entre
los dos grandes partidos germanos) y, tres años después, siguen reprochándole
el no haber cerrado las fronteras a la oleada de refugiados de 2015 pese al alto
costo político a pagar.
La canciller justificó su decisión de dejar la jefatura de su partido con
los malos resultados que los conservadores vienen teniendo en sucesivas
elecciones regionales, como hace quince días en Baviera y el domingo en
Hesse. “Yo soy la responsable de los éxitos y de los fracasos”, subrayó
Merkel. Pero también habló de la “imagen inaceptable” que da su coalición de
gobierno, sobre todo por las recientes rencillas internas. “Hay motivos mucho
más profundos que una mala comunicación”, admitió ayer, tras definir el
momento actual como un “punto de inflexión”.
La renuncia de Merkel a seguir liderando su partido responde también a
la caída de la CDU en las encuestas nacionales, menos de un año antes de
unos comicios europeos que podrían marcar el auge de la extrema derecha.
Aunque la canciller sigue siendo apoyada y reconocida por gran parte de los
alemanes, según el último sondeo nacional los conservadores hoy solo
cosecharían el 24 por ciento de los votos de un electorado cada vez más