Sabías que...
En 2015 formó parte de la selección
oficial del Festival de Cannes.
Pero la sensibilidad de Nuestra pequeña
hermana no reside solo en lo honesto de su
argumento, sino que se construye desde la
contraposición de planos lejanos, mirando
desde la amplitud de la imagen y la estan-
cia las escenas dialogadas, y los planos ce-
rrados e íntimos, acompañados del silencio
elocuente y la belleza del contacto humano.
Casi parece que la cámara entra furtiva-
mente en esos momentos ordinarios pero
que llenan de sentido la existencia. Además,
el suave toque de humor ayuda a empatizar
cada vez más con la historia, y ahí aparece
la personalidad de Koreeda, su mirada lim-
pia y pura.
El director De tal padre, tal hijo vuelve a
mostrarnos su extraordinario talento. Diri-
ge a sus actores con una sobriedad de gestos
que, sin embargo, resulta enormemente ex-
presiva. Esos rostros japoneses, que a veces
nos aparecen inexpresivos, cobran una ex-
traña luz interior bajo su batuta. La vida en
su cotidianidad se convierte en espectáculo
memorable, y presenciamos el desarrollo
de la existencia misma en su trivialidad y,
al mismo tiempo, en su grandeza. Nuestra
pequeña hermana es una cita con la vida
misma durante dos horas.
Debajo de una película en que aparente-
mente no pasa nada, corre una corriente de
vida, de sentido, de paz, de libertad, como
pocos directores de cine lo saben encontrar
y transmitir. Y aunque la muerte está pre-
sente en todo momento —en nuestra exis-
tencia y en la película—, la vida resplandece
si sabemos ofrecer y acoger algo sencillo
pensando en el otro. Es como una gracia in-
merecida. Es la vida simple y cotidiana que
se vuelve enorme y extraordinaria.
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AD GENTES
NOVIEMBRE · DICIEMBRE 2017