LA MISIÓN HOY
Es desde el testimonio de nosotros,
los creyentes, hacer más eficaz el
encuentro con nuestros hermanos
de otras confesiones no cristianas.
miento y enriquecimiento recíproco, no está
en contraposición con la misión ad gentes; es
más, tiene vínculos especiales con ella y es
una de sus expresiones» (Redemptoris missio 55a) .
En una cultura de diálogo y reconocimiento,
pero oportunidad de evangelización, como lo
dijo San Juan Pablo II a los Obispos de Asia:
«Aunque la Iglesia reconoce con gusto cuanto
hay de verdadero y de santo en las tradiciones
religiosas del Budismo, del Hinduismo y del Is-
lam —reflejos de aquella verdad que ilumina
a todos los hombres—, sigue en pie su deber y
su determinación de proclamar sin titubeos
a Jesucristo, que es “el camino, la verdad y la
vida”... El hecho de que los seguidores de otras
religiones puedan recibir la gracia de Dios y
ser salvados por Cristo independientemente
de los medios ordinarios que él ha establecido,
no quita la llamada a la fe y al bautismo que
Dios quiere para todos los pueblos» (Carta a los
Obispos de Asia con ocasión de la V Asamblea Plenaria
de la Federación de sus Conferencias Episcopales, 23
de junio de 1990) .
El método es claro, se puede sacar provecho de
este diálogo, anunciando la Buena Nueva a los
que la desconocen, para consolidar, completar
y elevar la verdad y el bien que el buen Dios
ha sembrado entre todos los pueblos, y así pu-
rificarlos del error y del mal. Es desde el tes-
timonio de nosotros, los creyentes, hacer más
eficaz el encuentro con nuestros hermanos de
otras confesiones no cristianas, sin hacer a un
lado el trabajo conjunto con los ya bautizados,
aunque miembros de otras tradiciones cristia-
nas. La promoción de los valores universales
desde nuestra propia familia, que quizá sea el
lugar primordial de encuentro en un mundo
secularizado y pluricultural. Hoy en día la mi-
sión no está lejos de nosotros, el no creyente
convive con nosotros, a veces, incluso, vive
en nuestro propio hogar. Seamos propagado-
res de la fe desde la coherencia de vida en el
encuentro con el más necesitado, al mundo le
falta hombres y mujeres creíbles, no por sus
palabras, sino por su estilo de vida.
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AD GENTES
NOVIEMBRE · DICIEMBRE 2017