bitantes de una casa común (Cf. Carta encí-
clica Laudato si’, Papa Francisco) nos hace tomar
conciencia de nuestra tarea como creyen-
tes y custodios de la obra de Dios. Pero no
es algo que solo desde la fe se percibe, Luis
Almagro, Secretario de la Organización de
Estados Americanos (OEA) , envió un dis-
curso que fue leído en el Vaticano con oca-
sión de la plataforma de diálogo «América
en Diálogo-Nuestra Casa Común» (7 de sep-
tiembre de 2016) , indicó que «el diálogo inte-
rreligioso es parte de la solución de proble-
mas graves del mundo de hoy» ya que «es
un instrumento esencial para promover
una lucha más eficaz contra la injusticia».
Enfatizó la necesidad de apostar al diálogo
entre todas las religiones y culturas por-
que «abre las puertas del entendimiento
mutuo en dinámicas de conflicto», y «supe-
ra la indecencia de la discriminación», así
como «las retóricas vacías y retrógradas de
los fundamentalismos».
El diálogo interreligioso es pues la oportu-
nidad de sana convivencia entre los pue-
blos, pero quedan unas cuestiones pen-
dientes, «¿es válida aún la misión entre los
AD GENTES
NOVIEMBRE · DICIEMBRE 2017
Es por eso que el gran reto
es demostrar que el diálogo
interreligioso no es la finalidad,
sino el «método y medio para
un conocimiento y enriquecimiento
recíproco.
no cristianos? ¿No ha sido sustituida qui-
zás por el diálogo interreligioso? ¿No es un
objetivo suficiente la promoción humana?
El respeto de la conciencia y de la libertad
¿no excluye toda propuesta de conversión?
¿No puede uno salvarse en cualquier reli-
gión? ¿Para qué, entonces, la misión?» (Re-
demptoris missio 4c) . Al interior de la misma
Iglesia el tema no ha sido bien recibido
por todos los grupos, no nos salvamos de
malas interpretaciones, no sin buena vo-
luntad, pero radicales a final de cuentas. Es
por eso que el gran reto es demostrar que
el diálogo interreligioso no es la finalidad,
sino el «método y medio para un conoci-
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