Todo estos pasajeros han sabido lo deliciosamente frecuente que son las roturas de los ómnibus, lo que redunda
en una inevitable llegada tarde; y todos han tenido una
experiencia cuasi felliniana sobre ruedas. Karen recuerda
el revuelo que causó la entrada de un murciélago en el
coche. Un pasajero insistía en apoyarse en Alberto para
tomar mate, lo que casi se zanjó a piñazo limpio. Stephanie cuenta una venida particularmente escatológica que
incluyó un baño fétidamente inutilizable, un niño con
problemas estomacales gracias a la insistencia de sus
padres en hacerlo desayunar chizitos y una calefacción
funcionando fuerte y mal.
“Así vivimos, así viajamos, así somos”, concluye Verónica Amorelli. Eso puede ser inquietante. Una vez, se
le rompió el ómnibus a la
Si bien vos tenés la sensación de que tu día es más corto que el ida y debió tomar dos a la
vuelta. “En la perimetral
de los demás, en esta vida de locos es un tiempo para uno.
de Belloni, una muchacha
Se aprovecha leyendo, navegando por Internet con el celular, se desmayó. El ómnibus se
escuchando las radios. Así vivimos, así viajamos, así somos. Yo doy paró. Un borracho comenzó a plantearse una duda
clases en el IPEP y aprovecho a corregir. Ves las reacciones de la existencial: `¿Qué pasa si
se muere esta mujer? Nos
gente, sos un poco sociólogo.
va a complicar a todos`.
Aparece un médico de la na