Capítulo I. DOS CAMINOS CONVERGENTES
"UN FANTASMA RECORRE EUROPA".
En 1848 fue lanzado el Manifiesto Comunista, que empezaba diciendo: "Un Fantasma recorre Europa: el
Fantasma del Comunismo. Todas las potencias de la vieja Europa se han unido en una Santa Alianza
para acorralar a ese Fantasma: el Papa y el Zar, Metternich y Guizot, los radicales de Francia y los
polizontes de Alemania."
Era un Fantasma formado con aportaciones de diversas épocas. Tenía el odio de aquella sinagoga que
había decretado la crucifixión de Cristo; algo de la revolución de Cromwel (siglo XVII); mucho de la secta
secreta del Iluminismo y, desde luego, todo el contenido de la Revolución Francesa de 1789, cuya meta
era llegar a la República Universal. (1)
El manifiesto comunista de Marx y Engels rezumaba todo aquello y marcaba un programa para destruir las
estructuras sociales, económicas, políticas, religiosas y morales.
Pero, ¿cuál era el camino para realizar ese programa y cuál la táctica a seguir?
Bien pronto se vio que existían dos caminos y dos respectivas tácticas.
CAMINO VIOLENTO.- El Fantasma que Marx y Engels echaron a caminar tenía la táctica de destruir todo
lo ya existente. Destruirlo violentamente. Por eso empezó a materializarse con una revolución en Francia
(1848), que estableció la llamada República Social Democrática, pero no pudo consolidarse y fue
derrocada tres años después. Otro movimiento marxista iniciado en París diez años después (1871) chocó
con el ejército y nuevamente fue vencido. La misma suerte tuvieron las embestidas violentas en Alemania,
en Austria, en Italia y en Rusia. (Fines del siglo XIX y principios del XX).
Marx murió en 1883 y Engels en 1895. Ninguno pudo ver que su Fantasma se impusiera mediante la
violencia en alguno de los países escogidos como primeras víctimas.
CAMINO GRADUAL.- Otros ideólogos de la Revolución Mundial concibieron una estrategia diferente a la
violencia del mitin y el motín. En vez de la embestida de masas soliviantadas usarían la espada de la
mente. Formarían revolucionarios pacíficos, ardientes de corazón, pero de cerebro frío y calculador. Se
propusieron ir gradualmente influyendo en círculos de influencia.
Los ideólogos de este Camino Gradual buscaban las mismas metas que sus hermanos del Camino
Violento: cambiar leyes, política, gobiernos, economía, educación, moralidad y religión, para llegar a la
"República Universal". A fin de lograrlo se valdrían de la concentración de grandes capitales y del trabajo
de logias internacionales secretas.
En 1884 fundaron, en Londres, el Club de Fabianos. (Este nombre lo tomaron del guerrero romano Fabio
Máximo, llamado "el prudente", que nunca dio batallas frontales). Sus primeros pasos se encaminaron a
ganar influencia entre los liberales y los conservadores.
(1)
Ahora llamada "Globalización".
Entre los fundadores de ese Club figuraban el influyente político Sidney Webb (que después fue líder del
poderoso Partido Laborista); Beatriz Potter de Webb, economista y socióloga; el israelita Eduardo
Bernstein, diputado en Alemania y editor de "Teoría e Historia del Socialismo Científico", y el escritor
irlandés George Bernard Shaw, cuyas obras fueron inicialmente prohibidas por sus ideas contrarias a la
moral ya la religión.
De spués se les unirían figuras como el filósofo Bertrand Russell, el político Ramsay McDonald (que llegó a
ser Primer Ministro de Gran Bretaña) y el escritor Herbert George Wells, también inicialmente mal visto en
Inglaterra, pues hablaba de erradicar la idea de Dios y de substituirla con la esperanza del mejoramiento
económico. Esto se lograría -decía- mediante un Estado Mundial que diera a los pueblos "un cielo terrestre
y real."
Los "fabianos" no buscaban prosélitos en masa. Captaban adeptos en círculos altamente influyentes. Una
de sus fuentes de financiamiento era la riquísima Casa Rothschild.
En loglaterra dominaron el Partido Laborista y en poco tiempo lograron influencia en todos los sectores
importantes. Conforme creció su fuerza fueron dejando de identificarse como "fabianos" y prefirieron
definirse, discretamente, como liberales o laboristas (esto último en referencia al Labour Party).
Paralelamente, en otros países europeos, y particularmente en Estados Unidos, círculos poderosos se
enfilaron en el Camino Gradual. Las grandes cúpulas financieras (supracapitalistas) de Wall Street (Nueva
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