7ta edición Summa3 Coaching 7ta edición | Page 29

DE LAS COMPETENCIAS DEL COACH • Pensar que la pregunta no es clara, y por ende, plantear dos o tres pregun- tas para aclarar la primera. • Estar preocupado por lo que el cliente puede estar pensando del desempeño del coach. • Hacer interpretaciones de lo que está comentando el cliente en la sesión al relacionarlo con una situación o expe- riencia personal. • No respetar los silencios del cliente, sentirse incómodo porque el cliente no responde las preguntas de manera rápida o hace pausas. • Pensar que lo que está diciendo el cliente en ese momento, no es de valor y lanzar una pregunta para dirigirlo hacia otro tema. • Creer que el cliente no está llegando a ningún lado con todo lo que plantea. • No profundizar en los temas que con- sidera pudieran ser incómodos o sen- sibles, aún cuando es el cliente el que los pone sobre la mesa. • Interpretar la falta de acción del clien- te como una falta de compromiso con el coach. • Lanzar preguntas tendenciosas para que el cliente vea algo que el coach cree que debe ver. • Estar preocupado por cumplir con el objetivo de la sesión y restar impor- tancia al desarrollo de la misma. Aquí enlisto algunas situaciones donde el Coach no está teniendo Es- cucha Activa: • Pensar que el coach tiene una mejor idea para solucionar el problema. • • • No prestar atención a aquellos temas que se repiten una y otra vez en la EL COACHING MÁS ALLÁ DE LAS PREGUNTAS E l coaching es un proceso dialógico, es decir, que surge del diálogo entre el coach y el cliente, donde el primero apoya al segundo a través de una metodología a que éste diseñe sus propias herramientas para alcanzar un objetivo y/o resolver un problema. Sin embar- go, esto no se logra sólo por el intercambio de palabras e ideas, existen otros factores que quizá no se mencionan en la conversación, pero, que son de suma importancia para que ésta se lleve a cabo eficientemente. Uno de ellos es la escucha activa, la cual aparece cuando el coach está escuchando al cliente de manera literal, es decir, sin interpretación, ni juicio; cuando logra estar pre- sente haciendo uso de espejeos, recapitulaciones y preguntas para que el cliente pueda escucharse y observar desde qué lugar está hablando. Y se dice fácil, pero no lo es, para que la escucha activa surja en cada sesión, se requiere de práctica, disciplina y sobre todo, de la elección que el coach hace de ver al cliente como un ser libre y autónomo, que no necesita ser interpretado, que no necesita ser res- catado, que sí es capaz de encontrar soluciones en sí mismo y lo único que requiere es de un acompañante que le apoya a poner en orden sus pensamientos e intenciones. Estar pensando en cuál será la próxima pregunta que debe lanzar. Estar pendiente de diseñar preguntas que sean lo suficientemente “poderosas” para generar un quiebre.   Autor: Guadalupe Sosa| Master Coach Ejecutivo 29