DE LAS COMPETENCIAS DEL COACH
• Pensar que la pregunta no es clara, y
por ende, plantear dos o tres pregun-
tas para aclarar la primera.
• Estar preocupado por lo que el cliente
puede estar pensando del desempeño
del coach.
• Hacer interpretaciones de lo que está
comentando el cliente en la sesión al
relacionarlo con una situación o expe-
riencia personal.
• No respetar los silencios del cliente,
sentirse incómodo porque el cliente
no responde las preguntas de manera
rápida o hace pausas.
• Pensar que lo que está diciendo el
cliente en ese momento, no es de valor
y lanzar una pregunta para dirigirlo
hacia otro tema.
• Creer que el cliente no está llegando a
ningún lado con todo lo que plantea.
• No profundizar en los temas que con-
sidera pudieran ser incómodos o sen-
sibles, aún cuando es el cliente el que
los pone sobre la mesa.
• Interpretar la falta de acción del clien-
te como una falta de compromiso con
el coach.
• Lanzar preguntas tendenciosas para
que el cliente vea algo que el coach
cree que debe ver.
• Estar preocupado por cumplir con el
objetivo de la sesión y restar impor-
tancia al desarrollo de la misma.
Aquí enlisto algunas situaciones donde el Coach no está teniendo Es-
cucha Activa: • Pensar que el coach tiene una mejor
idea para solucionar el problema.
•
• • No prestar atención a aquellos temas
que se repiten una y otra vez en la
EL COACHING MÁS ALLÁ DE LAS
PREGUNTAS
E l coaching es un proceso dialógico, es decir, que surge del diálogo entre el coach y el
cliente, donde el primero apoya al segundo a través de una metodología a que éste diseñe
sus propias herramientas para alcanzar un objetivo y/o resolver un problema. Sin embar-
go, esto no se logra sólo por el intercambio de palabras e ideas, existen otros factores que
quizá no se mencionan en la conversación, pero, que son de suma importancia para que
ésta se lleve a cabo eficientemente.
Uno de ellos es la escucha activa, la cual aparece cuando el coach está escuchando al
cliente de manera literal, es decir, sin interpretación, ni juicio; cuando logra estar pre-
sente haciendo uso de espejeos, recapitulaciones y preguntas para que el cliente pueda
escucharse y observar desde qué lugar está hablando.
Y se dice fácil, pero no lo es, para que la escucha activa surja en cada sesión, se requiere
de práctica, disciplina y sobre todo, de la elección que el coach hace de ver al cliente
como un ser libre y autónomo, que no necesita ser interpretado, que no necesita ser res-
catado, que sí es capaz de encontrar soluciones en sí mismo y lo único que requiere es de
un acompañante que le apoya a poner en orden sus pensamientos e intenciones.
Estar pensando en cuál será la próxima pregunta que debe lanzar.
Estar pendiente de diseñar preguntas que sean lo suficientemente “poderosas” para
generar un quiebre.
Autor: Guadalupe Sosa| Master Coach Ejecutivo
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