LA ENTREVISTA
Lo principal en esto son las personas, el
coaching simplemente es un emergente
dado a lo que las personas estamos nece-
sitando.
Te puedo contar una anécdota…
Sí por supuesto
Hace muchos años yo daba un entrena-
miento y todo el tiempo decía que no-
sotros no teníamos personas para un
modelo, sino que era un modelo para las
personas (ese era como el lema) y yo mis-
mo, un día dando el curso, me encontré
con alguien que me desafiaba en lo que yo
decía y me encontré de repente intentando
convencerlo, intentando, incluso, mani-
pularlo, para que esa persona se adaptara
al modelo que yo estaba trayendo. Ese día
terminamos todos medios enojados.
Y ahí me di cuenta cómo una cosa es de-
cirlo, pero cómo la trampa del paradigma
de tener razón, la trampa del control, la te-
nemos instalada en los huesos…, y no es
una cosa que se vaya de un día para otro, es
un trabajo continuo y constante de ampliar
la conciencia de nuestra propia conducta.
¿Deben las empresas apostarle a la
educación emocional de sus trabaja-
dores?
No deben, pero es una opción para que
sean competitivas el día de hoy, y va a ser
una necesidad básica para no quedar fuera
del mercado dentro de unos 5 a 10 años.
Pero no podemos quedarnos con “inteli-
gencia emocional”. En las empresas la cul-
tura puede ser vista como un gran estado
de ánimo envolvente que define y se con-
serva en las prácticas de las personas y se
experimenta en la fisiología de cada uno,
pero es un fenómeno social. Tenemos que
aprender a ser agentes de movilización de
los estados de ánimo fundacionales y fun-
damentales de las organizaciones.
Incluso aprender a diseñarlos. Esto es mu-
cho más comprometido, profundo y com-
plejo que hablar de inteligencia emocional
en los individuos. Estar tres años formán-
dome con Humberto Maturana y Xime-
na Dávila fue clave para mí, para poder
aprender a tener la sensibildiad de poder
escuchar y distinguir estados de ánimo co-
lectivos.
¿Cómo surge la idea de organizar De-
safío Coaching 30 días?
Más allá de lo que ya mencioné antes, hay
una historia personal. Concretamente sur-
gío de una meditación. A la vez es algo que
vengo cultivando desde hace muchisimos
años. Decidí pasar de los ideales soñados a
crear un verdadero movimiento global. Lo
que me decidió finalmente a lanzarme fue
una crisis de esas que ocurren a mitad de la
vida, de esas que duelen mucho y te dejan
“patas para arriba” y son la gran escuela de
la vida. Ese dolor lo resignifiqué y decidí
que era la hora no sólo de recuperar mi
eje y mi lugar en el mundo, sino que era la
hora de hacerme cargo de mi compromiso
social combinado con mi ser emprende-
dor y el coach que vive en mi. No fue sólo,
hubo mucha gente que me acompañó, que
me cuidó, que estuvo ahí cuando se revela
quienes son las personas que están venga
lo que venga. Así ocurrió la asociación con
mi hermano Sebastián, clave fundamental
para que esto fuera una realidad
“Debemos entender que cuando vamos a
una organización, no se trata de hacer el
coaching como lo aprendimos en la escuela”
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