En los balcones las toldas protegen del sol y la lluvia . Hacia el sur las casas se alinean frente al río . Sobre los techos de teja las palmeras dibujan su grácil silueta que el viento mece refrescando el clima de la urbe .
Los balcones con arcadas de madera tenían remembranzas europeas , con sus cortinas , toldas y maceteros con flores .
En la ribera , muelles improvisados movían la carga que entraba y salía . La ciudad era la puerta de un mercado riquísimo por la variedad agrícola de sus productos alimenticios y sus maderas preciosas .
El sol ofrecía mil y un reflejos en el milagro azul de los cielos tropicales , captados por los artistas Lebreton y Delannoy hacia 1860 .
La imagen de las velas de los barcos era una invitación constante al viaje real o imaginario .
La sucesión de velas permitía maniobrar los vientos en las naves construidas en los astilleros de la ciudad .
Las naves fondeaban apaciblemente en el puerto de estuario uno de los más bellos de Sudamérica .
¡ Observar es un acto delicado de atención ...! ¡ Cuántas veces vemos la imagen que tenemos de las cosas , pero no las cosas mismas …!
La idea preconcebida nos engaña tanto y nos limita … Curiosamente a veces estas ideas recibieron el nombre de “ conocimiento ”.
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