co Vásquez , corregidor de esta ciudad . Eran los tiempos en que Guayaquil era un corregimiento .
Lo acompañaban entre otros el sargento mayor Lorenzo de Bances , alcalde ordinario de su majestad , y los demás capitulares por su antigüedad .
Reunidos todos dijeron : “… que por cuanto hoy , se ha de pasear el Real Estandarte , y llevarle a vísperas mañana a la misa con la solemnidad que se acostumbra , conviene que el Alférez Real , haga el pleito homenaje , y se le entregue el Real Estandarte , en nombre de su majestad , por el señor corregidor .
Eran las primeras horas de la mañana . La ciudad recobraba su ritmo especial por esta fiesta .
Vistosos estandartes gualdos y dorados se suspendían de los balcones y ondeaban con el viento .
En la sesión compareció el alférez real , Capitán don Antonio de Obregón y juró por Dios , Nuestro Señor , y la Señal de la Cruz que hizo con su mano derecha , que guardará el Real Estandarte y lo defenderá en servicio del Rey …”
Era una aspiración de aquellos tiempos tratar de unir lo temporal con lo intemporal … El Acta del Cabildo conti-
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