65LA CIUDAD DE LAS CASAS DE MADERA_1 | Page 17

cias que el reino del Perú era muchísimo más rico , decidió emprender la conquista de esas tierras del sur del continente .
Nunca había visto tantas esmeraldas juntas esparcidas por la tierra .
Se sorprendieron de las aguas que a veces tomaban color amarillo por la cantidad de oro y arenisca que transportaban .
Algunos incrédulos las golpeaban con martillos , para comprobar que resistían , otros simplemente las guardaban , según la opinión de Fray Reginaldo de Pedraza , de la Orden de Santo Domingo que los acompañaba , y quien simplemente las recogía sin golpearles , según narra Don Pedro Pizarro en las Relaciones del Descubrimiento y la conquista del Perú .
El oro refulgía por todas partes .
Tal vez pensaron que habían llegado al mítico paraíso . Después de todo el mundo existe para cada uno según la comprensión de su mente .
Sin alejarse mucho de las costas , navegaron a remo y a vela , por varios días . Podían ubicar que pasaron la línea equinoccial porque las estrellas que observaban en las noches ya no eran las mismas .
En las noches despejadas ver en los cielos la Cruz del sur les daba la certeza del buen rumbo de las naves .
Para navegar era un requisito saber distinguir a simple vis-
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