Recuerdos de José Joaquín de Olmedo .
Por el escarpado sendero tallado en roca viva , se sube lentamente a la colina de 60 metros de altura , desde donde se vislumbra la suave curva de la calle de la Orilla al borde del río Guayas .
Una pequeña capilla como “ ayuda de parroquia ” culmina un pequeño peregrinaje en tiempos coloniales hacia 1780 .
Subiendo lentamente , al paso se observan la espesura de los helechos , el perfume de las flores silvestres , colocadas en algún macetero de los balcones de madera de las primeras casas guayaquileñas .
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