Al
anochecer,
los Pepinos
Funk
presentaron su primer sencillo: En la Disco.
Cantaron, además: Morena, Pino Pepino,
Las Luces se Apagan, Fiesta Funk, entre
otros temas. La mezcla del soul, groove y
funk encendieron los ánimos de la gente,
que ya se había acumulado en la parte baja
de la tarima. La noche del Puyo ya no
estaba cubierta solo de niebla, sino nublada
de música.
A eso de las 19h00, King Selektor apareció
en escena para hacernos bailar con su
electro dance. Luego, la fusión de pop
alternativo, hip hop y electrónica, de Mina,
sonó por primera vez en Puyo, despertando
emociones y ganándose el cariño del
público.
Ni hablar de los Cocoa Roots, pues fueron
de las bandas con mejor performance de la
jornada. Su reggae, con su retórica
antisistema, fue cantado a viva voz.
Después de las 23h00 salió a escena Mateo
Kingman.
Con
su
característica
extravagancia, portaba en el rostro una
máscara artesanal de guacamayo. Su show:
una especie de rito shamánico. Éxitos como
Sendero del Monte, Dame tu Consuelo,
Respira, etcétera, nos liberaron de la mala
energía que llevábamos dentro.
El momento más esperado por todos había
llegado. “Suelta la pala, suelta el machete y
vamo pal monte a bailar” (del tema Mi
Pana), era coreado, en un magnífico feat,
por Guanaco MC y Mateo.
La media noche se aproximaba, y el final de
la terapia llegaba con Guanaco MC. El
ambateño interpretó casi todas las
canciones de su cuarto disco, Blasfemia,
donde fusiona hip-hop con géneros de la
música popular ecuatoriana. “La música es
mi camino espiritual y cada concierto es un
ritual natural”, sonaba por lo alto.
Juan, Edú y Martín, productores del festival,
habían creado un verdadero monstruo.